Jimmy Carter en persona

Jimmy Carter en persona “Las reuniones son cada tres o cuatro meses y él rara vez suele acudir, pero con lo que ha pasado, es muy posible que mañana esté”. Jane, se notaba a distancia, era una persona socialmente muy bien relacionada en Atlanta y me invitaba a acompañarla a una sesión de seguimiento de la organización de la que ella era miembro asociado, el Carter “Sina” (tal como se lo oí decir). Sólo tenía que cumplir dos requisitos: llevar traje y pegarme un madrugón. Lo primero estaba hecho, llegué aquí con uno gris de verano que me puse el primer día de oficina y ya supe que no lo iba a necesitar más, de manera que la propuesta suponía que iba a amortizar su viaje al menos un poco más; y lo segundo, pues es que estamos en los States y aquí nadie se corta en convocar a las ocho de la mañana, así que a eso de las siete y media debía estar en la puerta de mi hotel, bien vestido y desayunado. Cuando llegamos, un discreto letrero a la entrada: Carter Center. Claro, los sureños pronuncian “Sina” como el invierno es the “wina”. Y efectivamente, una vez dentro, allí estaba Jimmy Carter, un 13 de septiembre como hoy. Además de presidir la exposición relativa al avance de los distintos proyectos de cooperación y sostenibilidad que lleva a cabo esta organización, dio un pequeño discurso centrado, lógicamente, en la situación creada tras los ataques, apenas habían pasado dos días, aún ni les habían dado en llamar 11-S. Y como era de esperar, relacionó los sucesos con las dos grandes crisis que le tocó vivir y gestionar durante su mandato, entre 1977 y 1981: el secuestro de los soldados norteamericanos en Irán y la invasión soviética de Afganistán. Terminado el acto, mi introductora en aquel mundo hizo intención de presentármelo, la pena es que no hubo manera de encontrar hueco ni momento para irrumpir en el corrillo de gente que le rodeaba. Pero agradecí sinceramente aquella invitación. No todos los días se tiene la oportunidad de estar delante de un ex presidente de los Estados Unidos. Un año después le dieron el Premio Nobel de la Paz por la labor que desarrolla esta fundación. Decididamente, le ha ido mucho mejor como ex presidente que como presidente. A la salida veo, entre las acreditaciones que no habían sido retiradas, la de Ted Turner.

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