Ronaldo, el verdadero

Ronaldo Barça Ronaldo Brasil Ronaldo Real Madrid Los ha habido parecidos, goleadores, geniales o espectaculares, hasta en el nombre, pero Ronaldo Nazario de Lima es Ronaldo el “verdadero”. Si tuviera que contar a mis nietos sobre el jugador al que tuve la suerte de disfrutar a lo largo de toda su carrera, lo haría, primero, destacando las que para mí son sus tres características principales, por este orden: 1. La mejor, porque fue la que nunca le abandonó hasta el final de su carrera: su vocación de gol. Pocos en la historia del fútbol veían el camino al arco tan claro y con tan pasmosa facilidad. Desde todos los ángulos y posibilidades. Hacía funambulismo sobre la línea que marcaban las defensas y siempre se colaba a la espalda del último. Y si te fijas, su último toque antes de disparar casi siempre era letal. Con él se perfilaba, o mejor dicho, abría un gran angular que le dejaba toda la portería ante sí y al portero empequeñecido entre dos postes lejanos, condenado a ser batido por el palo corto, el largo, por arriba, regateado por ambos lados… en eso fue sencillamente único. 2. Su clase. Sin la plasticidad de un Romario y con mucho más cuerpo, era capaz de hacer lo mismo: controles de seda, colas de vaca, túneles, eslalon gigante y eslalon especial…A medida que perdió agilidad ya fue prodigándose menos en ese tipo de jugadas, las dosis fueron más breves pero no menos buenas, sus “piececitos” nunca perdieron la sensibilidad 3. Su potencia física. Claro, esta fue la que más se fue resintiendo con las lesiones, los años y esos kilos, por eso la pongo la tercera. De una galopada incontenible de cuatrocentista pasó a un sprint corto de velocista puro y terminó en no más que una arrancada furiosa, fugaz y muy esporádica. Eso sí, siempre tuvo la inteligencia de adaptar su juego a sus posibilidades físicas. Aunque hubo veces que eso implicara correr menos metros en un partido que el mismo portero.

Y la persona. El primer Ronaldo irrumpió exultante, incontenible, una mina de oro por explotar, eso lo sabía su “entorno” mejor que él, tanto éxito y tanta ambición le generaron un stress que estalló en París la noche antes de la final del Mundial’98. Cuatro años después, el Ronaldo que salía del purgatorio, camino del Mundial de Corea y Japón, era un hombre nuevo. Había conocido el dolor, la frustración y la soledad. Y había aprendido lo que vale ser feliz. Tuvo muy claro a partir de entonces que para él existía la conciliación entre la vida y el triunfo, la sonrisa y la tensión competitiva, la velocidad y la pausa. Muchos le quisieron más por ello, otros no lo entendieron y algún entrenador decididamente se portó muy mal con él.

Del Bosque ha señalado estos días que, contra lo que algunos han dicho, fue un gran profesional, un buen compañero y un hombre que hacía vestuario. Una noche de un 5 de enero, visitante el Valencia en un Bernabéu empantanado, recibió un pase-put de Zidane sorteando piernas y charcos, lo acomodó, rebasó a Palop como quien pasa una señal de tráfico, enfiló directo al palo corto y depositó el balón con cariño en la red. Entonces se pegó una de las mayores carreras que se le recuerdan en Madrid, buscó el banquillo y allá se fue a abrazar a un sorprendido y emocionado don Vicente que esa mañana, víspera de Reyes, había enterrado a su madre. Era su primera temporada en el Real Madrid y pocos imaginaban que sería la última del entrenador. No tuvo luego la culpa Ronaldo -ni Raúl ni Zidane ni Figo- del desmorone deportivo y moral al que la entidad blanca se vio abocada por las “personales” decisiones de su entonces y también ahora presidente.

Años antes, vistiendo la azulgrana, tras aquel inolvidable Barcelona-Valencia en el que “la manada” asoló el área, la portería y a toda la retaguardia ché, Julián García Candau titulaba su crónica en El Mundo: “el Barça ficha a DiStefano 40 años después”. La foto que la ilustraba mostraba a un triunfante Nazario suspendido en el aire sobre las rodillas, extendidos los brazos, todo lo largo y lo calvo que él era, una instantánea similar a aquella célebre de La Saeta. Meses después, 47 goles en 49 partidos por medio, la entidad culé de aquel presidente y aquella directiva se quedaba otra vez sin “su DiStefano”.

Las estadísticas nunca lo dicen todo y a veces hasta confunden, pero aquí dejo algo de su palmarés: a título individual, dos Balones de Oro, tres FIFA World Player y máximo goleador de la historia de los mundiales; con Brasil, dos Copas del Mundo, dos Copas de América; con el PSV Eindhoven, una Copa de Holanda; con el Barça, una Recopa; con el Inter, una Copa de la Uefa; con el Real Madrid, una Liga y una Copa Intercontinental. Eso sin contar otros títulos, ni lo ganado con Cruzeiro al inicio de su carrera ni con Corinthians al final. Le ha faltado la Copa de Europa, cuestión de estar en el sitio justo en el momento preciso, pero ¿acaso ha sido peor futbolista por eso?

Esta semana se ha ido uno de los más grandes, esto nadie lo duda y cada uno, según sus gustos o criterios, le situará en el puesto que considere. Si ha sido el mejor delantero de todos los tiempos, si pudo ser el mejor futbolista de la historia o si quedó como el mejor icono del fútbol moderno, es casi lo de menos. Yo sólo voy a decir que a Ronaldo Nazario de Lima, el verdadero, siempre le tendré en mi corazón. Gracias, Fenómeno.

Este podría ser un vídeo de muchos Ronaldo, by OH786, YouTube

6 Comentarios

  1. El tío era una máquina. A mí me fastidia que ahora todo son elogios por parte de todo el mundo, pero Ronaldo fue silbado en numerosas ocasiones en el Bernabéu. Fue insultado y mucha gente decía que era un exjugador. Así es el fútbol. ¡Qué pena!

  2. A MI ME CÁIA BIEN PORQUE ERA GORDITO, CALVO Y SIMPÁTICO…… ME SIENTO IDENTIFICADO……. EN LO DE GENIO CON EL BALÓN NO….. PERO ES QUE EN ALGO TIENE QUE SER MEJOR PARA GANAR EL PASTUZO QUE HA GANADO…. QUE LO DISFRUTE……

  3. Catalogarle como el mejor delantero del mundo… no sé yo.. quizás si haya sido el mejor delantero del futbol moderno, el que conocemos hoy. Y sobre todo, el primer icono mediatico de esta nueva era. Aun recuerdo la polemica que surgió por el anuncio de Pirelli en el que Ronaldo era el Cristo Redentor de Río de Janeiro… Deportivamente, un hombre que podria haber llegado mucho más lejos si se hubiera centrado más. ¿Pero alguien conoce un brasileño así? Igualmente sus problemas con la tiroides que le hacian engordar inevitablemente y las lesiones fruto de su potencia muscular tambien le hicieron mella..

    De todas formas, un killer donde los alla!!!

Replica a alfredosaceda Cancelar la respuesta