A propósito de Paul (y la última vez que no fue)

Es curioso poder hacer la crónica de un concierto que no has visto. No lo haré, no voy a ser tan presuntuoso. Es algo chocante, también agridulce, leer las crónicas de ese concierto en el que no has estado y, sin embargo, casi te sabes de memoria. Es verdad que, por lo que se ha escrito y por lo que ya se anunciaba, no había tantas novedades respecto a la gira que le había traído por última vez a Madrid, en junio de 2016, y ahí sí estuvimos. Tampoco hacía falta inventar mucho más. Cuando se trata de Paul McCartney, la gran noticia es él.

Sí, novedad puede considerarse que no cantara Yesterday. Tanto se ha comentado esto, y cualquiera que estuviera informado sabría que no estaba en la playlist ya desde que comenzara este Got Back Tour en 2022. Se trata de una gira dosificada y a tramos, seguramente por razón de la edad del protagonista. Giró la primavera de aquel año por Estados Unidos, actuó en el festival de Glastonbury en junio, recién cumplidos los 80 años, y paró. Retomó en otoño de 2023 para viajar por Australia, México y Brasil. Y ha vuelto a reanudarla este otoño de 2024 visitando a fondo Sudamérica, otra vez Brasil, luego otra vez México, Costa Rica y, finalmente, este breve tránsito europeo: París, Madrid, Manchester y Londres. Algunas piezas sí ha ido retocando en la lista de canciones de las distintas entregas. Pero la ausencia de Yesterday se ha mantenido.

Como tampoco ha cantado Eleanor Rigby, The long and winding road, Here, there and everywhere, We can work it out… históricos temas que también solían ser habituales. Pues vaya, dirán. Sí, pero a cambio ha tocado otras muchas enormes. Porque cuando tienes un repertorio con cerca de 100 canciones que casi todo el mundo se sabe y en un concierto das casi 40, que ya está bien, necesariamente se quedan fuera algunas de las buenas buenísimas. Desde que en 1989 decidiera liarse la manta a la cabeza y regalar al mundo todo su legado Beatle, y especialmente desde 2001, va empalmando las giras, salvo el parón por la pandemia, y va rotando el repertorio, aparcando unas y sacando del baúl otras. Yo mismo, en las cuatro veces que le he visto en directo, he disfrutado hasta el éxtasis con lo que nos ha dado, pero inevitablemente he echado de menos alguna. Por ejemplo, nunca me ha tocado Magical Mistery Tour, que en otras giras sí fue de la lista y sonaba brutal. 

Sí es verdad, y tengo que decirlo, que en los últimos tours ha ido incorporando algunos temas de los digamos facilones, como Love me do, Ob-La-Di-Ob-La-Da… que no estuvieron en las primeras. A mí no me dan tanto, la verdad, pero es posible que a sus años le resulte más fácil tocar estas. O más bien, que sabe que a mucha gente le gusta escucharlas, no todos son tan friquis como el que escribe. En cambio, es de destacar que en sus dos conciertos en el WiZink -y en toda la gira- ha tocado hasta cuatro temas de Band on the run, el gran álbum de de su etapa con Wings. Y eso sí ha sido una tónica. Siempre ha dado protagonismo y sonoridad a ese momento de su carrera, aunque no tanta gente lo conozca. Y yo se lo he agradecido mucho.

Por lo demás, a esos que quizás se sientan apenados porque fueron a ver por primera vez a Paul McCartney y no les ha cantado Yesterday, puedo decirles que han tenido la inmensa suerte de disfrutar en vivo de temazos como Get Back, Drive my Car, Got to get you into my life, Getting better, Lady Madonna, Helter Skelter… y de su vida ex Beatle, Maybe I’m amazed, Letting go, Here Today (su homenaje a John), Let ‘em in… y por supuesto, la apoteosis Let it be, Live and let die y Hey Jude con los que, estos sí, lleva más de 20 años culminando sus conciertos sin contar luego los bises. Y si era su primera vez, habrán desparramado con esos siete minutos de nanananá… hey jude que a mí, hace 35 años, en ese mismo sitio, me pusieron la piel de gallina.

¿Qué habrán visto y oído que yo me he perdido esta vez? Principalmente, el número, celebradísimo ya desde el inicio de la gira, en el que canta I’ve got a feeling con la imagen de John Lennon detrás cantando a dúo con él, como si ambos hubieran retornado a aquella azotea de Londres. Era una apuesta arriesgadísima que dicen que le ha quedado de cine. O la interpretación de Now and then, la última canción (más bien proyecto de tal) de The Beatles, rescatada la voz de Lennon gracias a la inteligencia artificial, completada por Paul y el hijo del productor George Martin y publicada hace poco más de un año. Y, desde luego, la sensación de estar delante de una de las figuras cumbre de la historia de la música, que encima disfruta y está empeñado en que tú disfrutes. Sea la primera o la quinta vez, esa magia no desaparece y no cansa nunca.

Debo reconocer cierta desazón – no voy a llamarlo tristeza- el lunes a las nueve de la noche, cuando sabía que iba a salir Paul al escenario y yo estaba tomándome una cerveza al lado de casa. Pero al día siguiente me he alegrado muchísimo cuando he leído las crónicas. Cuando he escuchado a los que han estado. Cuando he sabido que Sir Paul sigue en forma, regalando a sus 82 años noches enormes, con un sonido impecable y un entusiasmo envidiable, un viaje de dos horas y tres cuartos en el que todos, tantos y de todas las edades, disfrutan como enanos. Y lo de menos es si cantó unas y no cantó otras. En una entrevista, hace tiempo, le preguntaron si, ya solo por ser quién es, sabía que tenía garantizado el éxito en sus conciertos. Y respondió que ese, precisamente, sería su error. Sale a darlo todo. Y la gente se lo da todo a él, como si se cumpliera la ecuación de la estrofa final de The End, la última canción de los Beatles que es también la última de muchos y de estos dos conciertos que ha dado en Madrid.

Lo que no he podido evitar estos días es bucear en la memoria, en los momentos y emociones de esos cuatro grandes días en los que sí pude estar con él. Y cuando a esa memoria la he dopado con algo de búsquedas por internet, he dado en encontrar algo que no podía imaginar que estuviera ahí: íntegro, ese primer concierto de Paul en Madrid, el 2 de noviembre de 1989 en el entonces llamado Palacio de los Deportes. Sáltense si quieren los primeros minutos de espesa rueda de prensa, hasta más o menos el minuto 28. Ya ahí empieza la fiesta. El tema con el que abre, Figure of eight (impresionante) es el que, como en casi todos los conciertos, se permite grabar a las televisiones. A partir de ahí, lo demás, se supone que es clandestino. En principio ya no hay imágenes, pero de pronto reaparece desde otra toma fija, la de algún furtivo que debió filmarlo desde su sitio. Ni imagen ni sonido pueden ser buenos, es la tecnología de la época, pero no crean, uno se va acostumbrando. Y se oye a la gente jalearle aquello de “torero, torero” tan al uso entonces. Claro, uno de esos soy yo. En fin, vídeos de los conciertos de Paul los hay a patadas en la red y de mucha mejor calidad. Pero a mí este me ha emocionado.

Aquí os lo regalo, por si queréis ver lo que vi yo aquella noche de aquel día Paul McCartney – Live in Madrid (November 2nd, 1989) – Best Source Merge

Esta vez no pudo ser y, más que posiblemente, ya no sea nunca más. Pero no tengo pena. Y sí tengo que dar las gracias por esas otras cuatro que nunca olvidaré. Si la primera me dejó en shock, en todas las demás siempre me sorprendió con algo y me maravilló. Ahora me queda esperar que, terminada la gira o este capítulo de ella, aproveche sus descansos para fabricar canciones como él sabe y sacar nuevo disco, que ya va tocando.

Gracias, Paul. También esta vez.

(foto: Ricardo Rubio, Europa Press)

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