Algo tan trivial, que a algunos les parece tan mecánico, y no siempre se le da el debido valor. Pero cuando estamos enviando una nota de prensa, estamos emitiendo una noticia. Ni más ni menos. Y la noticia es el acto central de la Comunicación. Ese hecho antes desconocido, que sucede en un determinado ámbito y afecta a un determinado público. Luego las variables de novedad, universalidad y relevancia podrán puntuar más alto o no. Pero lo que es seguro es que caducan una vez cumplen su ciclo de vida, esto es, pierden actualidad.
Está claro que no todas las noticias –y por lo tanto las notas de prensa- van a alcanzar el mismo impacto. A veces tenemos que pararnos a valorar la posible repercusión que la nuestra va a alcanzar, y en ocasiones llegaremos a valorar que no merece la pena quemar ese cartucho. No olvidemos que los medios las reciben a mansalva todos los días, y llega a molestarles bastante el bombardeo, máxime cuando el 80% de las que aterrizan en su bandeja de entrada pecan de comerciales, insustanciales o están simplemente mal redactadas. Para ellos son basura, en definitiva.
Otra cosa es que no tengamos suerte, nuestro envío ha coincidido con otras noticias tan o más atractivas que la nuestra. O cualquier imponderable del día a día, viajes, gente que está de viaje o todo el día fuera. En cualquier caso, nos corresponde en la medida posible poner todos los medios para asegurar que el envío es certero. Que si no se publica sea porque no interesa, simplemente, y esa razón es categórica y no hay más que hacer. Entonces, cuando una nota de prensa no funciona, no ha obtenido la cobertura que esperábamos por el motivo que sea, no pocas veces nos entra la desazón –a nosotros y a nuestro cliente/jefe- y es cuando la presión nos puede llevar a cometer errores. Por eso no debemos perder las perspectiva y recordar:
– No es práctica ética reenviar una nota de prensa ya enviada, si quiera un día después, para ver si tiene más éxito. Esto no es una invitación a una fiesta. Si llevan fecha es por algo, porque esa noticia se produce tal día y nunca más.
– Sí puedes, durante el día de emisión de la noticia, reenviarla a quien dijo no recibirla, remitírsela a otro contacto en el mismo medio, moverla en definitiva. Pero siempre dentro del período de tiempo en el que el hecho noticioso tenga vigor.
– Puedes perfectamente enviársela a quien te la solicite, aquí no condiciona el tiempo. El periodista sabrá –o si no, has de hacérselo saber- que esa nota ya se envió, y probablemente la necesita para elaborar otra información relacionada.
– Puedes utilizar esa nota de prensa ya antigua como información de background. Si se han producido nuevos hechos relacionados relacionados con aquella información, es preferible elaborar una nueva nota de prensa, e incorporar elementos de la anterior como datos antecedentes de la nueva información.
– Pero también puedes utilizar una o varias notas antiguas cuando propongas al periodista un reportaje sobre la empresa o sobre una serie de actuaciones relacionadas de la misma, a fin de proporcionarle información de contexto. Pero ojo, que no se piense que intentas “colarle” esa nota de prensa antigua. Aunque a ti te parezca obvio que no, cualquiera se puede pensar cualquier cosa. Si lo cree o lo puede parecer, o se dan ciertos malentendidos que puedan llevara a la confusión, has de reaccionar rápido y explicárselo muy bien. Y con todo tacto.
Si una vez explicado muy bien, sigue sin entenderlo y además está pensando que intentas engañarle, el problema ya es suyo. Pero aún en ese caso, no pierdas los papeles, respira hondo. Tira de tu mejor educación pero procura dejar clara tu postura y tu ética profesional. En cuanto al reportaje o lo que fueras a ofrecer, ya no insistas más, déjalo correr.
En definitiva, la buena práctica en estos ejercicios pasa por dos premisas básicas:
1. Entender bien el hecho noticioso y su circunstancia.
2. Respetar siempre el trabajo del otro, haciendo valer igualmente el respeto hacia el tuyo.
Y en todo caso, mucho cuidado con las notas de prensa caducadas. Pueden resultar altamente indigestas, incluso tóxicas.