El Día de la Honorabilidad (malos tiempos para la Justicia)

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…Y muy mal día el de ayer. Precisamente el que había elegido el nuevo ministro, Alberto Ruiz Gallardón, para vestirse de largo en el cargo. Y lo hizo fiel a su estilo, poniendo patas arriba el chiringuito y no dejando indiferente a nadie. Resonaban el eco de 15.000 personas manifestándose por el centro de Sevilla. Y por la noche, el tiro de gracia: Camps absuelto, no culpable, “honorable”, sacando pecho y blanca dentadura ante los focos y las cámaras. ¿Y ya no llevaba el Rosario en la mano? Y tanta, tanta gente en un lamento: ¿Quién nos protege? Muchos se habrán enterado esta mañana, que la nochecita fue intensa delante del televisor y los únicos jueces que valieran eran el tal Teixeira y, cómo no, nuestro querido Carlos Martínez de Canal + ¿De qué equipo es?. Uno, que si ve o no las manos; el otro, que si es penalty o no lo es, sentencias para enervarse y discutir. El de Valencia, como Pepe, salieron a “campar” por sus respetos. Por cierto, el ex presidente ahora se moverá para recuperar su arca perdida, reemprender su carrera política y decirle a sus “compañeros” de partido, que tan de lado le habían dejado según se aproximaba el 20-N, “nens, que soc aquí, que soi molt honorable, ya lo veis”. Y a ver qué hacen ahora con ese grano que creían sajado para siempre. A la presidencia de la Generalitat quizás no, pero ministerio al canto en la primera remodelación que venga. ¿Qué se apuestan? ¿Y quién nos protege? En la tele del bar, Mourinho le echa un pulso al club, que le pedía no alinear al doberman por aquello de adecentar la imagen. Apenas 15 segundos después, cuando Higuaín se queda solito ante Pinto, ya podríamos haberlo olvidado todo. Pero el central se encargó de recordarnos que estaba ahí, que no había venido para pasar inadvertido. Eso sí, al descanso muchos pensaron que no hay justicia. Ni en Valencia ni en el Camp Nou. “Jugando así nos meten cinco”, resonaba agorero el eco de los mouriñistas, esto es, de los seguidores del #todovalecontaldeganarlesaestos. “O a lo mejor no”, resonó en la segunda parte el de los #ganarsíperonoacualquierprecio. A mi lado, un chavalín que se pasó la primera parte mascullando entre dientes, disimulando que no se dieran cuenta que iba con el Barça –salvo que no pudo evitar pegar un bote con el golazo de Alves-, mediada la segunda, ya con 2-2, paga el botellín y se va. Y no pude evitarlo: “no te vayas, cobarde, que aquí hay que estar a las buenas y a las malas. Manolo, ponle otro que le invito yo”. Y el niño: “no, si está claro que vais a ganar, si estáis jugando mejor, si a mí me da igual, yo es que soy del Atleti…”. “Sí, sé quién dices, anda toma el botijo”. Lo justo era que hubiera presenciado el 2-3 y verle la carita. Pero no hay justicia, y menos esta noche. ¿Lo ves, Mou, a lo que se puede llegar jugando a eso que llaman fútbol? Pero luego volvemos a equivocar el tiro, centrando el discurso en los árbitros. Se equivocaba el palomo, se equivocaba otra vez. Popular el jurado, se columpiaba también, Camps tan ancho y el Madrid eliminado por los vientos que sembró. ¿Pero quién nos protege? Terminando, un miércoles 25 de enero, Día de la Honorabilidad, bien podría resumirse en dos tweets, con respeto de sus autores:

“Se confirma. La vida no Es justa. No castiga a Los miserables y a veces se encarniza con las buenas personas.”

“Con las ya sabidas excepciones y aunque demasiado tarde, este sí es el Real Madrid. A ver si los iluminados se van enterando.”

Ha sido un post de política y fútbol. Qué apasionante.