Las Siete Reglas del Portavoz: déjate de cuentos

 

Llegamos hoy a la Tercera Regla del Portavoz, que se enuncia:

3. No te inventes lo que no sabes

En la competitiva sociedad –y hasta cotidianidad- que vivimos, parece que fuera una falta grave no saber algo. Todos conocemos a alguien –amigo, familiar, colega…- que de todo cree saber y de todo opina, se mete en cualquier conversación y es incapaz de asumir que algo escape a su vasto conocimiento. Pues bien, se ponga como se ponga, nadie puede saberlo todo. Más aún con la sobreabundancia de información que circula y llena a rebosar nuestras despensas y buzones, que a veces no tenemos ni tiempo de abrir y examinar. Pues bien, el portavoz, tal vez por el hecho de sentirse sometido a juicio por el mundo cuando que se pone delante de un o de un grupo de periodistas, a veces se cree obligado a estar en posesión de la verdad, de todas las verdades. Ya decíamos en la Primera Regla que esto no es un juego consistente en acertar preguntas. Y ahora decimos más: no supone un fallo ni un desdoro, ni mucho menos, no saber la respuesta a una pregunta. Eso sí, tampoco se trata de:

  • Poner cara de póquer.
  • Amilanarse o acomplejarse por no saberlo.
  • Ponerse colorado y quedarse callado durante interminables minutos, como cuando no nos sabíamos la lección en el colegio (en serio que esto lo vi una vez, se trataba de un conferenciante finlandés en la Universidad)

Claro que no podemos tener todos los datos siempre y en cualquier lugar, ni siquiera si son de nuestro sector, aunque seamos expertos en el tema. Aún cuando hemos preparado la entrevista o la rueda de prensa, y vamos pertrechados con un buen documento con la información relevante que no tenemos por qué memorizar, siempre se puede escapar algo. Y cuando esto sucede, un vicio bastante común es elucubrar, especular, y al final inventarse algo con tal de no quedarnos sin dar la respuesta. Grave error. Si no sabemos algo y nos lo inventamos, corremos el riesgo de confundirnos, y por lo tanto confundir a la audiencia. Y nos pueden rebatir y desmentir. En directo, allí mismo, o a posteriori, en las crónicas que se escriban o en lo que salga alegando otra parte mejor informada. Pensemos siempre, démoslo por supuesto, que el periodista va a contrastar la información que le demos. Y si no le salen las cuentas, quedamos muy mal. Perdemos credibilidad, pierde credibilidad la entidad a la que representa el portavoz.

Como en cualquier interacción con los medios, hay que demostrar naturalidad, empatía y seguridad hasta en la hora de la ignorancia. Ante una pregunta que no sabemos, la mejor respuesta es: “mire, me va a perdonar que este momento no tenga ese dato…”. Ahí tenemos que valorar si seremos capaces o no de encontrar el dato en cuestión y darle la respuesta y, lógicamente, si tenemos por qué o si nos conviene darla. En caso positivo, añadiríamos “… pero nos comprometemos a buscarlo y facilitárselo a la mayor brevedad”. Entonces la maquinaria se pone a funcionar. Si no estamos en vivo y en directo, podemos parar a hacer una llamada o buscar en Internet; si estamos en una rueda de prensa, alguien del equipo puede movilizarse en busca del tesoro; si no tenemos esa posibilidad porque estamos atados de pies y manos –que es lo que suele suceder en un plató o en un estudio de radio-, nos ofrecemos a darle esa información en cualquier otro momento del programa, en un próximo, cuando sea posible. Si lo hacemos, ganaremos puntos.

Nos gusta poner ejemplos. Estamos en un magazine de radio, en directo, y el portavoz es el director de un portal web de cualquier temática de interés. La pregunta es cuántas visitas han tenido en el último mes. Y el portavoz, por la razón que sea, no tiene el dato ni en la memoria ni a mano. Entonces puede optar por dos salidas:

a. Piensa, cierra los ojos, y aventura una cifra: unas 300.000 en el último mes (cuando elucubramos, además, solemos tener la inercia a apuntar más alto).

b. Pues mire, ahora mismo no tengo la cifra exacta, si me da la oportunidad se la doy en cuanto la tenga.

Y Claro, hay dos posibles desenlaces, ambos cuando el portavoz ya ha salido del estudio:

a. Pues recordarán que nos ha dicho el director de portal que habían registrado 300.000 visitas el último mes. Y resulta que nos ha engañado un poco, porque según fuentes fiables a las que nuestros compañeros han podido acceder, en el último mes tuvieron 175.000.

b. Nos ha llamado <el portavoz>, que ha estado aquí hace unos minutos, y quedó pendiente de darnos un dato: en el último mes han registrado 175.000 visitas. Pues agradecerle su amabilidad y su atención con nuestros oyentes. Y felicitarle por esa magnífica cifra.

En conclusión, como podréis imaginar:

a. No era nuestra intención, pero hemos dado una cifra errónea y encima inflada, luego hemos dado la sensación de querer vender más moto de la que teníamos. Nos hemos columpiado, y todo por pretender responder lo que no sabíamos.

b. Hemos quedado de cine. Seguramente nos volverán a llamar de esa radio.

Pues nosotros no nos inventamos nada y hasta aquí la tercera regla de siete. Volveremos con la cuarta.

4 Comments

  1. Lo del conservador de EEUU que se le olvidan los departamentos que va a suprimir si llega a presidente es para dedicarle un blog entero……. y eso que solo eran 3……. Así que si te inventes lo que no sabes al menos acuérdate de lo que te inventas……

  2. Lo vi ayer en esa cadena que insulta a todo el mundo, la sexta, y en ese programa que es la reencarnación del demonio, El Intermedio. Muy fuerte, en manos de quien estamos. Ya en su momento el que va a ser presidente de España, el que nos va a arreglar todo, en una entrevista no sabía ni lo que ponía en sus papeles con sus propias notas.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s