Alberto Miguel Arruti, Físico y sobre todo Periodista

“Señor ministro, los tanques soviéticos acaban de entrar en Praga. Respuesta: “¿Qué han entrado en Praga? ¿Y dónde van a parar?”. El ministro, de Información y Turismo, era Manuel Fraga Iribarne. El que le informaba, con una voz para haberla oído, porque quien le ha conocido sabe cómo sonaba esa voz, era Alberto Miguel Arruti, entonces director de Informativos de TVE y RNE. Era la madrugada del 21 de agosto de 1968 y Breznev había decidido mandar a las tropas del Pacto de Varsovia a Tanques soviéticos en Pragafiniquitar la Primavera de Praga. Dada su súbita y gallega respuesta, las horas que eran y que tenía el teléfono en la mesilla de noche, es de suponer que al ministro, al ser despertado por la noticia, se le fueron sus rápidos pensamientos vete a saber dónde.

Esta anécdota fue una de las que me contó Arruti cuando le conocí, a propósito de una colaboración que mantuve, breve pero fructífera y de muy buen recuerdo, con el boletín de la Asociación Española de Periodismo Científico, de la que él era creo que vicepresidente y tesorero. No se me dio la oportunidad, me hubiera gustado, de tenerle como profesor. Dicen que era un lujo.

El título de la entrada que hoy le dedico viene a cuento de otra buena anécdota que él me contó. Ya en los noventa, requirieron su firma para apoyar un manifiesto  que se iba a publicar en los medios –no sé o no recuerdo sobre qué, la verdad-, para el que necesitaban el refrendo de personalidades de prestigio de la derecha social, cultural y económica española. Él –que de derechas era- prestó su firma, y se auto-titulaba como periodista. Entonces le sugirieron que pusiera algo más, que sólo “periodista” quedaba así como flojo. Entonces Arruti, que era físico de carrera, no tuvo inconveniente en poner “periodista y físico”. El manifiesto en cuestión tenía pasar una revisión final por parte de José María Aznar, por entonces todavía en la oposición. Y finalmente se publicó, y en él figuró “Alberto Miguel Arruti, físico”.

Yo pensaba que tenía más de 79, porque de cuando le traté hace ya sus años y entonces ya me pareció bastante mayor. Eso sí, su voz seguía siendo un trueno. En realidad era una tormenta de saber. Me he enterado por casualidad de su muerte, el pasado sábado, y lo que me extraña es no haber visto artículos en la prensa, apenas alguna referencia en Internet. Creo que conocido y respetado era en la profesión –la de periodista, me refiero- como para que alguien se acordara de él. En su etapa en TVE tuvo a sus órdenes, entre otros, a Juan Luis Cebrián y Luis María Anson. Nada menos. Y muchos otros ilustres me consta que tuvieron relación y mantuvieron contacto con él. Muy extraño, ya digo. En cambio, me consta que sus alumnos son los que sí le han manifestado devoción durante estos años. Hasta hay una página en Facebook Yo también soy fan de Alberto Miguel Arruti.

Pues yo no quería dejar pasar mi homenaje a alguien a quien aprecio haber conocido, del que he aprendido, y sobre todo me hubiera gustado conocer y aprender más.

Ahora que también hablamos de primaveras en el mundo. Y ya vamos sabiendo que aunque sucedan al frío invernal, a veces también acaban siendo preludio de bochornos.

Deja un comentario