San Freddie Mercury of My Life

Podrá no parecer un Santo al uso. Para según quién. Pero cualquiera que ame la música, los escenarios y el arte en definitiva, no puede menos de dejarle sitio privilegiado en su santoral particular. Este mes de noviembre se van a cumplir 20 años de su muerte. Y nos parece mentira. Pocos artistas, pocas celebridades han permanecido tan activos, tan vigentes y presentes no ya en nuestra memoria, en nuestra vida misma. A nadie nos extraña hoy ver el video clip de I Want To Break Free o escuchar enterita Bohemian Rapsody. Lo hacemos con toda naturalidad y casi no caemos, como si nos tuvieran que recordar que Freddie Mercury nos dejó un domingo de noviembre de 1991. Meses antes de Barcelona’92, él que había cantado el himno con Montserrat Caballé. Meses después de haber completado el círculo perfecto de Queen. Grabado a marchas forzadas e íntimamente sabedores de que era su último trabajo juntos, Innuendo tocaba con el dedo su gran cima, Una Noche en la Ópera, como en la Creación de Miguel Ángel, envolviendo todo lo que quedaba en medio, 16 años de evolución que no todo el mundo había comprendido ni defendido. Evolución para reivindicar el origen y dejar claro que mezclar rock&roll, ópera, blues, metal y disco podía resultar del todo coherente si se hacía con arte, pero con el arte de Queen. No es cierto que él lo fuera todo, porque a Bryan May se le debe mucho en la arquitectura y el diseño de planta, y por supuesto a Taylor y Deacon, que apuntalaban y conferían solidez a esa gran catedral. Pero Freddie era el pórtico de entrada y la torre más alta, el icono y la voz, la personalidad intransferible. El hombre que dominaba las escenas y los escenarios, en vivo o filmado, me atrevo a decir el que mejor se ha puesto delante de un público, tal vez con Elvis Presley, a lo mejor con David Bowie. Cuando había que ser delicado, cuando tocaba ser enérgico, cuando se permitía jugar a un poco gamberro o a un poco divo, y cuando se era capaz de recibir y dar amor a muchos, todos a la vez. Ese era Farrokh Bulsara, nacido en Zanzíbar, de padre indio y madre persa, educado en Bombay y finalmente recalado en Londres, donde empezó y ya para siempre fue, y hoy aquí es, San Freddie Mercury of my life.

Queen, Love of My Life, YouTube