Los que cuentan medalla sí o medalla no para hacer balance de las actuaciones en los deportes de los que no entienden, hablarán posiblemente de éxito de Natalia Rodríguez, bronce, y fracaso de Manuel Olmedo, cuarto, en la prueba de 1.500. Pues ni mucho menos. En el matiz está la clave, y el sevillano no ha perdido un bronce sino que ha estado a punto de ganarlo, mientras que la tarraconense ha perdido el oro y la plata. Así son las cosas. Siempre hay que felicitar a Natalia por esa medalla, fuera de toda el duda está el mérito y el trabajo que cuesta ganarla. Pero todos saben, y ella sabe, que era la mejor, la gran favorita. Sus propias declaraciones lo dejan claro: “me pudo el ansia por el oro”; y sobre todo, “ni me acordaba de que hacía viento en contra en la recta de meta”. Pues sí, cuando vas bien y te sabes la más rápida, no tienes que precipitar tu ataque, hay que saber tener paciencia y esperar, máxime si ves que tus principales rivales vienen atrás y al final te la vas a jugar con dos que a priori no contaban. Y en cuanto al viento, ¿cómo puedes no acordarte? Todo el mundo sabía que en ese estadio lo hace, basta recordar la fallida final de los 100. Hasta el gran El Gerrouj sucumbió a su traicionero efecto en los JJ OO de Sidney, donde parecía inimaginable que no ganara. La recta se te hace eterna si entras en ella en cabeza y dándolo todo, y lo terminas pagando. Y así fue. Lo hizo bien Natalia, le faltó hacerlo del todo bien.
Tampoco vamos a decir que lo ha hecho del todo bien Olmedo, claro. Pero casi. Es que su caso es muy diferente. Él no contaba entre los favoritos con todo el elenco que tenía a su lado, y eso que las semifinales, carísimas, se habían tragado a varios precandidatos. Como todavía no ha bajado de 3.34 y él no era de los jefes, sus posibilidades dependían mucho del ritmo de carrera que decidieran aplicar. Y salió muy apropiado para él, y posiblemente terminó más rápido que nadie. Lo que pasa es que aún le queda margen de mejora, y cuando en la recta de enfrente Kiprop y Kiplagat alargan el tranco, al sevillano todavía le cuesta. Por eso cedió posiciones a 300 metros, y aunque fue capaz de imprimir su prodigioso cambio en el 150, arrancando de tan atrás sólo llegó a ser cuarto, le faltaron 25 centésimas para el bronce. ¿Sólo? Mejor digamos nada menos que cuarto en su primera final de 1.500 de un Mundial. Por detrás los dos marroquíes, el etíope, el argelino… una actuación de muy buena nota. Y sobre todo, muy prometedora.
Porque tanto ella como él pueden aspirar a ser una buena noticia en Londres 2012. Con un año de progresión, Olmedo puede apuntar más alto, y veremos hasta dónde puede llegar y qué se le puede exigir; Natalia, en cambio, sólo tiene que mantenerse en esa forma y con esa ambición, que ya sé que no es poco, y utilizar la experiencia para aprender de ella. Voy a confiar en los dos.
Una reflexión: después de las operaciones contra el dopaje en el atletísmo español que han tocado a los entrenadores y atletas que manejaban el cotarro…… VEMOS UN MUNDIAL CON UNA SOLA MEDALLA…….. ¿Es que si vamos limpios se nos ve el nivel real????? ¿Cuanta gente se ha dopado para mantener las marcas….. y la beca…… y el pan de cada día????? EL ATLETISMO ESPAÑOL ESTÁ MUY MUY MUY ENFERMO Y MUY MUY MUY TOCADO Y SI NO SE CARGAN A TODOS LOS DE LA FEDERACIÓN Y HACEN UN NUEVO SISTEMA LIMPIO Y DE VERDAD COMPETITIVO, SIN TANTA BECA-FUNCIONARIO PUES LO VAMOS A LLEVAR CRUDITO……