¿Y quién es el Izoard?

La silueta del Col Agnel impresiona vista en el perfil de la etapa de hoy (abajo). Pero puesto donde esta hoy, dudo que dé que hablar. Del Galibier hemos escrito ya sobradamente, el enclave más majestuoso y representativo del Tour de Francia, y hoy por primera vez final de etapa y mañana repite pero por la cara Norte. Porque digamos que hoy se sube por la cara más “fácil”, realmente hasta el Col de Lautaret (2.058 m) es casi una autopista y los nueve últimos km ya son Galibier en estado puro. En medio queda el Col d’Izoard, y esperemos que hoy tenga algo que decir. Pero ¿quién (*) es ese? La última vez que el Izoard (2.361m) resultó decisivo data de 1975, cuando su descenso sirvió para que Bernard Thevenet certificara que Eddy Merckx no iba a ganar ese año su sexto Tour, luego sería que no lo iba a ganar ya nunca. Pero fue el magnífico escenario de las hazañas y batallas al Sol de gente como Fausto Coppi, Gino Bartali o Louisson Bobet. En aquellos tiempos, la logística permitía pocas llegadas en alto, y los finales de etapa recalaban en localidades importantes. Briançon vive emparedada entre los dos colosos alpinos, a las faldas de ambos, y según se llegara allí desde el Norte o desde el Sur, el Izoard se subía por una cara o por la otra, al inicio de la jornada o como traca final. Llegados estos años, la incorporación de las estaciones invernales al recorrido del Tour le ha restado protagonismo. Hoy se asciende por la vertiente Sur, la más dura. Llegando a la cima, si el tiempo lo permite, podremos admirar lo que llaman Casse Dessert, un inhóspito paraje de barrancos y abruptos picachos de roca erosionada por el viento. Dicen que ese marco ha servido de fondo a las mejores fotos de ciclismo que se han hecho en blanco y negro. Por eso el Izoard es un col en blanco y negro. Como muestra hoy traemos esta imagen, precisamente de un luxemburgués, Charly Gaul, escalador, rival y amigo precisamente de un español, Bahamontes. Y aquí es donde aprovecho para enlazar. El Tour 2011 ha comenzado esta semana y no sabemos lo que nos van a deparar estas dos grandes etapas alpinas. Pero sirva de aviso: un valiente puede ganar o perder el Tour, hace unos días hablábamos de Van Impe, y podríamos citar a muchos más. Pero un cobarde lo pierde siempre. Y Charly Gaul lo ganó una vez.

(*) Sí, me permito utilizar el pronombre personal porque estos grandes puertos han cobrado vida con los años, son gigantes que guardan sus recuerdos, manifiestan sus sentimientos, tienen días apacibles y también, si se levantan con mal pie o se les encara mal, días terroríficos.