Los productores de pepino lo están pasando mal. Y necesitan una solución. Las ayudas que van a recibir de la UE no van a ser suficientes para paliar todo el daño que se les ha hecho. Y el efecto, nos tememos, no se va a limitar a estas dos fatídicas semanas porque una presunción de culpabilidad, por injusta que sea, no desaparece del imaginario de la gente así como así. Les han dado el verano y quien sabe cuánto más. Tienen y tendríamos que hacer algo, y en situaciones así puede ser el momento de apelar a la creatividad. Hace más de un siglo, los productores de uva se encontraron con un problema serio. Y tuvieron una idea genial –Las doce uvas– que les permitió convertir la crisis en oportunidad, y de hecho prolongarla en el tiempo, hasta hoy sigue vigente. Podemos pensar algo para los pepinos. De pequeño recuerdo que mi madre, en verano, se ponía una rodaja o una punta de pepino en la frente. Como mi abuela. Y he sabido de más gente que también ha visto a sus madres y parientes mayores hacerlo. Porque refrescaba, por adorno o simplemente por la gracia de que el pepino se quedaba literalmente pegado a la piel. Ahora se ven mucho en los ojos, porque eliminan las bolsas, o tratamientos que te cubren toda la faz con la benefactora hortaliza en cuestión. Pero no es lo mismo. Me refiero a hacer vida normal, estar en casa, salir a la calle, salir de noche, llevando un pepino como quien lleva un pearcing, solo que mucho más cómodo, fácil e inocuo. No sé, pero me da que podía ponerse de moda este verano. En las playas, todo el mundo –mujeres y hombres- al Sol o paseando con su pepino en la frente. Si además refresca. O en la barbilla, en el ombligo, en fin, cada uno puede ser libre de ponérselo donde le plazca (ya he puesto bien claro al principio que se trata de rodajas o puntas de pepino, no se me pasen de listos). Podría tener además una connotación sensual, un toque elegante. Las discotecas de Ibiza o Benidorm celebrarían su noche del pepino. Podrían colorearse, darle formas de estrella o de corazón, llevar un toque personal. Premio al más original, al más guapo y la más guapa, Miss y Mr Pepino. No lo digo en broma. Insisto en que podría ser una idea. Si alguno de los amos de la canción del verano se marcara un tema a propósito, si se consiguiera que alguna celebrity posara estupend@ con su pepino bien puesto… O varias, sería cuestión de calibrar la campaña. Podrían quizás acceder a hacerlo desinteresadamente. Es una causa, y en los tiempos que vivimos nada desdeñable. A lo mejor se convierte en una moda, a lo mejor, como lo de las uvas, deviene en una costumbre. Pues aquí lanzo la idea, para quien la quiera tomar. Si vamos adelante, no tengo ningún problema en pasarme el verano pegado a un pepino. Y que me digan lo que sea, me importa un ídem.
Un pepino en la frente
Yo, desde el viernes, llevo un pepino en el bolsillo….