El Mundo para atrás

Si esta foto datara de los años 50 ó 60, a lo mejor nos haría hasta gracia. El pie de foto hablaría de la creciente popularización del deporte, y en concreto del fútbol, a lo largo de todo el mundo, llegando a los rincones más exóticos y calando en las costumbres más ancestrales. Pero hoy, a estas alturas del partido de la historia, produce enorme tristeza. La selección femenina de fútbol de Irán juega así no porque no sepa ni conozca ni se plantee otra forma de vestir, sino porque la obligan a ir de esa guisa, a competir en esas condiciones que evidentemente serán siempre de inferioridad frente a sus rivales. Siempre me viene a la cabeza el ejemplo de Hassiba Boulmerka, la atleta argelina, campeona olímpica de 1.500 en Barcelona 92, doble campeona del Mundo y Premio Príncipe de Asturias. Pocas personas habrían hecho más, antes que ella, por difundir el nombre de su país. Y sin embargo tuvo que salir por patas de él ante las amenazas de los fundamentalistas y el repudio de gran parte de la sociedad. Llevar la bandera y el nombre de Argelia a lo más alto era una hazaña insignificante al lado de la indecencia de ir por ahí mostrando las piernas, los brazos… y la cara. Sí, el mundo para atrás. Pero no ayuda mucho la parte contraria a que vaya hacia adelante. A las jugadoras iraníes su Gobierno las prohibirá salir a jugar como las demás, pero la FIFA también les prohíbe salir así y les ha dado por perdido 3-0 el partido que debían jugar contra Jordania. ¿Era esa la solución, la comprensión a su injusta y delicada situación? En el otro extremo de las cosas, la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) quiere obligar a las chicas a jugar con indumentaria ajustada, como ya hacen en Voleibol, argumentando que así atraerán a más público. Y ganarán más dinero. La FIBA, quiero decir. Una cosa no es, desde luego; pero la otra tampoco, ¿no?.