Ciclismo e Ingeniería en Holanda

Amsterdam abril 2011 121 (2)

 

 

Sabido es que los holandeses siempre han sido muy ingenieros, se las pintan como nadie para buscar soluciones prácticas e imaginativas a cualquier problema logístico o cotidiano. No hay más que ir por ejemplo a sus casas y fijarse en sus utensilios y herramientas, como los cuchillos para cortar el queso y cualquier sistema doméstico, concebido para ahorrar tiempo, dinero y esfuerzo. A mayores, no hablemos ya de los polders, el puerto de Rotterdam, el aeropuerto de Schipol y otras obras maestras nacidas de su talento y trabajo.

Sabido es también que son un país entregado al ciclismo, tanto el de competición, que se vive con auténtica devoción y ha dado grandes campeones, como el que practica la mayor parte de la población, de hecho es el medio de transporte preferido para circular por sus llanas y, en el caso de Amsterdam, concurridas y a veces caóticas calzadas.

También sabemos que adoran el sol, y en cuanto una nube se abre y deja pasar un rayo, ahí salen de los bares, sacan las sillas y se tiran literalmente a las terrazas. Baste darse un paseo por Vondelpark en una tarde despejada. Parece la sentada universal. Si a ello unimos los efectos de las leyes anti-tabaco, aunque allí ahora es algo más permisiva que la actual española, no es de extrañar encontrarse todos los locales vacíos y la gente esparciéndose “alfresco” (término ya perfectamente homologado internacionalmente, como sabréis).

Pues fruto de todo ello, aquí tenemos este nuevo producto de la ingeniería holandesa: el bar a pedales, y nunca mejor dicho. Por Amsterdam este fin de semana vimos circular más que unos cuantos. Y todos felices, dándole a la cerveza, a los cigarritos y al pedal, y más cerveza, más cigarritos y claro, más pedal. Podría hasta ser recomendable –que se pronuncien los expertos- para consumir a la vez que engrosamos las dichosas calorías, o para mitigar los efluvios del alcohol. Pero me da que no. Bien mirado, y a pesar de su tradición ciclista y del ambiente que allí tienen todas las carreras, llevan años de capa caída. El último holandés en ganar un Tour fue Zoetemelk, hace más de 30 años. Y aunque lo suyo siempre han sido las clásicas de un día, el último campeón del mundo fue…Zoetemelk hace 26 años. Me temo que ya puedo intuir por qué. Pero para pasar una tarde, ¿a que la idea pinta muy bien?

Y tratándose de ciclismo y cultura, no podía faltar la referencia de El Tío del Mazo, que se ha hecho eco del hallazgo y además le ha dado el punto de actualidad. Este domingo se disputa la más cervecera de las clásicas: la Amstel Gold Race.

2 Comentarios

  1. Pinta de escándalo. Eso de estar tomándote tu cervecita y dándote un paseito a la vez. Joder y porque no aquí en Sevilla, igual de llana y con todavía mejor tiempo.
    Mejor me callo porque aquí ya me imagino que podría suceder.

  2. Eso lo tienen que implantar aquí ya!! No sé me ocurre mejor idea para las tardes de primavera que juntar ciclismo y cerveza!!!

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