Atletismo en España, por ejemplo en Macotera

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Va de atletismo, pero más que nada hoy vamos a hablar de ilusión. Este deporte empezó a crecer en serio en nuestro país en los 80, pero más que de atletas, España siempre fue tierra de grandes corredores. De Mariano Haro a los actuales Chema Martínez, Arturo Casado o Marta Domínguez, pasando por los grandísimos Fermín Cacho, José Luis González, José Manuel Abascal, Abel Antón o Martín Fiz. Pero para que unos pocos hagan historia, hace falta mucha intrahistoria, y esta la conforman muchos miles de anónimos –o no tanto- que cada atardecer toman los parques de cualquier ciudad y que un fin de semana sí y seguramente al otro también mandan el tráfico a descansar por un día y hacen suyas y de su sudor las calles de una gran urbe o de una pequeña localidad. De San Roque a San Silvestre, de Sevilla nocturna y caliente a Behobia en una lluviosa mañana de domingo.

En realidad son una legión de incomprendidos. Correr no le gusta a todo el mundo, a veces no se entiende, quizás porque no juegas con ningún objeto esférico ni vas montado en una máquina aerodinámica o infernal. Además “es de cobardes”, dicen los que no lo han probado en su vida y yo creo que en el fondo con cierta envidia. Y mira que el gran Steve Ovett decía que necesitaba sentir miedo para rendir bien en competición… Pero para los más, correr en soledad es muchas veces encontrarse consigo mismo, con sus sensaciones, con su propia respiración, en la que tal vez no hubieran reparado de otra forma. Los que toman la salida en cualquiera de las cientos de carreras populares que se celebran por nuestra geografía lo hacen por pura afición, no tienen más premio que su satisfacción: llegar, mejorar su marca o simplemente haber estado allí. No es poco. Y esa vocación de tantos es la base sobre la que crece la pirámide en cuya cima viven los campeones. Lo que ocurre es que, en esta pirámide, para estar arriba se necesita inhumano sacrificio y para estar abajo principalmente es cuestión de ilusión.

Y como de ilusión hablamos hoy, me voy a referir a la que pusieron un grupo de amigos de Macotera (Salamanca), que organizando una carrera popular y solidaria, la San Rocada, decidieron formar su propio club de atletismo. Reclutaron a más aficionados en el pueblo, hoy ya suman 56 y creciendo. Y también captaron patrocinadores para costear sus sueños, porque lo que más asombra es su puesta en acción: en poco más de un año han tomado parte en cerca de ¡70 carreras!, desde la Carrera del Turrón de Ciudad Rodrigo hasta los 20 Km de Bruselas, pasando por la Media Maratón de Madrid (en la foto), la San Silvestre Salmantina o varios de los principales maratones del calendario nacional. A cada una han enviado una representación, mayor o menor, siempre con sus camisetas moradas, sus caritas hinchadas de frío+agotamiento+felicidad y sus ganas de zamparse el mundo a zancadas, que lo demás ya se lo zamparán después. En su página web –Atletismo Macotera– luego lo cuentan y cuelgan sus fotos. Además incluyen una excelente sección de noticias sobre atletismo, artículos de interés, planes de entrenamiento… También han creado su página en Facebook y, en definitiva, lo que quieren es compartir su pasión por correr con todos en cualquier parte del mundo, y no tienen meta. Es cuestión de forma, pero sobre todo de fondo.

4 Comentarios

  1. Estupenda entrada en tu blog. Gracias por el detalle, Enrique… Nosotros seguiremos haciendo honor a lo escrito en este post con nuestros particulares trotes por estos caminos salmantinos y el resto del mundo mundial (como diría Elvira Lindo en boca de Manolito Gafotas). ¡La camiseta morada es universal!
    ¡A desgastar zapatillas!

    Un saludo. ¡A disfrutar de la vida!

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