Esos días de playa (sí) en Holanda

Bueno, vayamos por partes. En efecto estás en Amsterdam. Mucho que ver y hacer allí, eso merece capítulo aparte. Pero después de varios días, una mañana decides cambiar de aires. Tomas un tren desde Central Station; en apenas 20 minutos te plantas en Haarlem, una bonita ciudad de aire medieval con esa gran plaza Grote Mark (mercado central), puestos de tulipanes y el imponente ayuntamiento. El Museo Teylers, dedicado a las artes y las ciencias, es el más antiguo de los Países Bajos. Por cierto, Haarlem da nombre al famoso barrio de Nueva York, no olvidemos que sus primeros pobladores fueron holandeses –los knickerbokers, de ahí los New York Nicks-y la llamaron Nueva Amsterdam. Pero tomamos otra vez el tren. Y en unos 15 minutos más estamos en Bloemendal para descubrir que en Holanda también hay playa. Desde luego no es tan bonita ni de tanta calidad como cualquiera de las nuestras (y las de la costa alentejana en Portugal, por supuesto) pero es agradable y siempre una novedad ver y bañarte en las aguas del Mar del Norte. ¿Frías? Bueno, quien se ha atrevido en las Cíes ya le teme a pocas cosas. Luego, la ciudad tiene su ambiente, sus bares y desde luego sus puestos de arenques: entre pan y con cebolla picada por encima, frente al mar y con una cerveza en la otra mano, un auténtico placer de dioses. Aunque el día no acompañara, mereció la pena la excursión.

Otra playa cerca de Amsterdam es Zandvoort; y ya en La Haya está la de Scheveningen. No sé a cuál se refería Vicente, pero desde luego él ha acertado que se trataba de una playa de Holanda. Para él será pues el premio, que imagino tendrá algo que ver con un tulipán. Ya veremos qué encuentro por ahí.