Teoría del despeje (I)

Despeje

 

 

 

Después de una semana intensa de viajes, reuniones con clientes, comidas con potenciales clientes y actos sociales de diferente índole y casi todos nocturnos, el alto ejecutivo aterriza al fin el viernes por la tarde en su despacho y revisa los e-mails de la semana. Unos 600 que no son spam, algunos implorantes y desesperados –casualmente coincidentes con llamadas perdidas el mismo día y hora- que el potentado intuye y elimina sin pestañear. La urgencia ya caducó, mejor no saber ya nunca. Unos 500 son directamente para marcar como leídos; unos 50 simplemente fyi, es decir, de abrir y cerrar; 30 son de amigos, esos los guarda y se los mirará en casa más despacio. Quedan tres o cuatro mensajes críticos, los que vienen de arriba y le atañen directamente. Ahí es donde el campeón debe ponerse en su sitio, apretarse los machos y demostrar su capacidad de decisión rápida. Sí, rápidamente el botón “reenviar”. Y ya sólo falta rellenar las casillas “para” y “CC”. Eso no supone ningún problema para él. Se le olvidará poner un simple “por favor, ¿puedes ir mirando esto y el lunes hablamos” o “por favor, ¿podrías responderle tú y si tienes cualquier duda llámame?”. Total, ¿para qué? Si ya saben lo que tiene que hacer -pensará. Superada la prueba, el reputado ejecutivo cierra el ordenador –hasta el próximo viernes- y ya podrá irse a casa satisfecho, a disfrutar el merecido fin de semana una vez completada una agotadora y exitosa semana. Su culo está a salvo una vez más. El domingo, tranquilamente en el sofá, hojeará la prensa económica en busca de nuevas ideas, proyectos o estrategias que contar a los super. Siempre habrá a quién asignar la tarea, siempre habrá un botón "enviar” y, sobre todo, en caso de emergencia, siempre estará el de “reenviar”. Bendito invento. Y a por otra dura semana.

Si, en España tenemos una gran tradición en el arte del despeje. En nuestra política, en nuestras empresas y organizaciones de cualquier índole. Hemos dado grandísimos pateadores que alejan inmediatamente el peligro. Y al contrario que en otros deportes, aquí los que triunfan, se llevan la fama y los honores son los que despejan. Los que crean juego y meten goles se queman enseguida, en cambio los que achican balones y patatas calientes y son capaces de mandarlos muy lejos, siempre salen airosos, suben irresistibles y tocan el cielo del poder. Esta es la primera serie sobre Teoría del Despeje, teniendo en cuenta que, por su función y consideración en las empresas, la Comunicación tiende a ser una de las actividades más proclives a este arte. Así que contaremos más casos, pero hemos querido empezar con este que, creo, cualquiera podría identificar y reconocer.

3 Comentarios

  1. ahora entiendo por qué me llegan unos cuantos mails los viernes por la tarde reenviados para que vaya resolviendo problemillas que surgen……. que cosas……al menos a mi me pagan por hacer lo que sea, pero el currito de la empresa que se lleva este tipo de marrones pues se va a casa calentito…… ENRIQUE, SI ESTE BLOG LO LEEN TUS POTENCIALES CLIENTES ALGUNO TE MATA………. SE VAN A SENTIR IDENTIFICADOS AL 100%……. MEJOR NO SE LO MANDES……

  2. Querido Vicente, mi blog lo puede leer potencialmente todo el mundo, y por lo tanto también mis clientes, actuales o potenciales. Y nadie se tiene que dar por aludido. Contamos cosas que hemos visto y que se ven por ahí, no necesariamente que nos hayan sucedido. De hecho, puedo decir que tengo en general una gran experiencia con mis clientes, con los pasados, los presentes y espero que también con los futuros 🙂

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