¿El silencio como estrategia?

Parece ser que a Mariano Rajoy le han aconsejado “quedarse en cama” hasta 2012, no abrir la boca, mucho menos formular propuestas –aunque fueran inteligentes-, aprovechar el viento a favor que mecen las encuestas, dejar que el desgaste haga su trabajo, que la manZPana caiga de madura. En fin, no tocar nada, “no la pifiemos que esto va de a guti”. El promotor de la estrategia es Pedro Arriola, asesor de cabecera, analista de tendencias sociales, gurú… bueno, no se sabe exactamente lo que es pero parece que sabe mucho o por lo menos a día de hoy se le hace mucho caso en el PP. Desde luego, asesor de comunicación, propiamente dicho, no creo que sea. Porque nunca aconsejaría eso. El silencio nunca es recomendable en comunicación. En comunicación política, tampoco.

Una cosa es que en eventuales situaciones de ventaja o desventaja, puedas variar y calibrar la estrategia. Entendiendo, claro, que en política esos estados de “vamos ganando/vamos perdiendo” son mucho más volátiles ya que se basan en sondeos muy borrosos. En otros ámbitos, en los mercados de cualquier sector, aparte las ventas puras y duras –que serían los votos, solo que esas elecciones no se celebran cada cuatro años sino continuamente-, los propios estados de opinión son mucho más tangibles y fiables que en política, el consumidor se manifiesta mucho más sinceramente que el futurible votante.

En cualquier caso, aunque creas que vayas ganando, “no te puedes quedar en cama”. No conozco a ningún líder de ningún mercado que lo haga o lo haya hecho, por muy abrumadora que sea o haya sido su ventaja. Tampoco a ningún político. ¿Se quedó mudo Felipe González cuando desde 1981 sabía con certeza que iba a ganar –sí o sí- las elecciones de octubre de 1982? Ni la política ni los mercados son una carrera de F1 en la que llegas a las últimas vueltas destacadísimo y te puedes dedicar a cuidar el motor y hasta a saludar al público en las tres últimas curvas. Pero es que además falta casi media carrera. Podrás dosificar tus apariciones, seleccionar el mensaje, cuidar más tus actuaciones y ser más certero, llamar la atención sobre tal o cual tema, anticiparte… Ir por delante te da perspectiva, tienes la tranquilidad de no ir a remolque, de poder ver las jugadas y elegir la que más te convenga. También se podrá calcular el tipo de mensaje, el grosor del mismo y el ritmo de percusión en función del perfil del líder, de sus fortalezas y debilidades de cara a la opinión pública. Pero nunca echarte a dormir. Aunque pienses que son los pertinaces errores de tus rivales los que indefectiblemente te están echando votos a la cesta.

Porque además debes demostrar compromiso. Si vendes el mejor producto, porque tienes que dejar claro que sigues empeñado en mejorarlo y en seguir incrementando la satisfacción de tus clientes. Si eres el político mejor posicionado y mejor valorado –que además Rajoy no lo es-, porque estás enormemente preocupado por los ciudadanos y por la situación del país. Si notan que te dejas ir porque sabes que vas a ganar, con todo derecho podrán desconfiar de ti.

Otra estrategia podría ser que el líder haga de “poli bueno” y sus colaboradores sean los que entren al debate, lancen dardos, sondeen propuestas… Pero no, la recomendación de Arriola es para toda la plana: crítica sin paliativos a la labor del Gobierno y ni una sola propuesta concreta que pudiera generar discrepancias. O sea, todos “polis malos y mudos”, ni una idea, ni un argumento positivo.

En fin, aquí no hablamos de política sino de comunicación. Si nos refiriéramos a lo primero, podríamos usar términos como deshonestidad o ventajismo; pero tratándose de lo segundo, lo que digo es que el silencio es un error en la mayoría de los casos y que esta táctica se antoja impropia de un asesor de comunicación. Se admiten otras opiniones, claro está 🙂