Una vez felizmente terminada la odisea de los mineros chilenos y a punto de comenzar la nueva vida que les aguarda, al fin superada al menos la fase dramática de esta impactante historia -todavía este cometa tendrá bastante estela por dejar-, poco se puede añadir a todo lo escrito y emitido, a todo lo leído, visto y oído. Sí incidir, por lo que nos toca, en la faceta periodística del caso. En efecto, como escuchaba ayer, estamos ante la noticia perfecta de nuestros tiempos. A los tradicionales atributos de hecho verdadero, inédito y de interés general, comunicable a un público masivo, añade claramente los más modernos de proximidad, conflicto, rareza, trascendencia y factor humano –aclarando que la proximidad en este caso viene determinada tanto por el alcance global como por la cercanía afectiva que, por ejemplo en en el caso de España, conlleva por tratarse de un país hispanoamericano que habla en nuestra misma lengua. Pero además, esta noticia abunda en dos aspectos esenciales en el panorama mediático actual: espectáculo y tecnología.
En efecto, desde que acaeció el derrumbe y, sobre todo, desde que se supo que esa gente estaba ahí, viva pero prisionera –recuérdese que hubo tres ministros partidarios de dejarles ahí y darles por muertos-, desde que se decidió ir a por ellos y poner en la empresa todos los medios y esfuerzo para que todo saliese absolutamente bien, empezó a desplegarse toda la maquinaria mediática en toda su dimensión y con todas sus consecuencias, que hoy inevitablemente incluyen la faceta de show. Como la realidad acaba superando a cualquier ficción, ni recurriendo a los más sesudos guionistas que engendran granhermanos, islas desiertas, academias u omnibuses, podíamos encontrarnos con un espectáculo de tanta fuerza, tan rico en contenido y encima dramáticamente real, por desgracia para ellos no había hecho falta casting alguno. Durante dos meses se ha ido desarrollando una historia susceptible de seguimiento minuto a minuto, cada minero tenía una cara, una vida, sus valores y sus miserias, sus anécdotas y sus hobbies, cada día había algo que contar, vivencias, sensaciones y sentimientos, mientras la tuneladora iba quemando episodios y acercando lentamente el final. Como oigo hoy a algún atrevido ingenioso, solo hubiera faltado que el público pudiera a través del móvil “nominar” a los mineros, votar a quién se debía rescatar primero.
Y para hacerlo todavía más impactante y visible a todo el mundo, estaban las tecnologías, que han encontrado aquí un escenario que ni pintado para desplegar todo su poder de hoy, cámaras, microcámaras, Internet… sin contar toda la retahíla de blogs, actividad en redes sociales y hasta videojuegos que ya andan por ahí. El momento álgido fue ayer, la retransmisión del rescate recordaba a muchas películas de ciencia ficción, parecía el espacio casi más que una mina, la conquista de Marte, en fin, cada detalle alcanzaba una energía visual inusitada. Luego están los dueños de la escena, la habilidad para transmitir y ser el propio mensaje, y ahí el presidente Piñera ha demostrado ser un experto dominador de estas situaciones.
En efecto, así es una noticia perfecta en estas alturas del siglo XXI. La mina de Chile ha resultado ser toda una mina mediática. Pero lo más importante es que ha tenido un final feliz. Por eso hoy tenemos ganas de analizar estas cuestiones. Ahora eso sí, y también lo puedo decir ahora: lo de las 33 canciones dedicadas y sobre cada uno de los mineros me parece una solemne horterada.
Como dijo ayer Wyoming, cuando salgan y vean lo que les espera se meten dentro otra vez.
Estoy flipando mucho con el tema de los mineros ya que hay una película de el más grande de la historia del cine, mister Billy Wilder que se llama El Gran Carnaval, nada menos que de 1951 en la que un minero se queda atrapado en una mina y un periodista huele el tema y convence a los del pueblo que lo saquen barrenando la roca (haciendo un agujero desde arriba) para tardar mas y asegurar el show….. se monta un campamento al lado de la mina, empiezan a llegar televisiones y medios, el periodista se asegura la primera entrevista….. etc….. una crítica feroz a los medios en la que Kirk Douglas lo borda como periodista……. Y ganó un oscar al mejor guión…..
PUES NADIE HA COMPARADO EL TEMA DE ESTOS MINEROS CON ESA PELÍCULA QUE PARA MÁS COINCIDENCIA ESTÁ RODADA EN UNA MINA EN CHILE…..
Está claro que a nadie le interesa sacar la película a relucir ya que la crítica que conlleva es un espejo a lo que está pasando 60 años después…..
YO SOLO OS RECOMIENDO QUE LA VEAIS Y YA ESTÁ…… UNA OBRA MAESTRA