Tarde de un sábado muy de mayo, hemos llegado todos y la partida está lista. Sillas, butacas, banquetas y puffs originalmente dispuestos en las oficinas de pomeloTV. Los ponentes en línea, el público alrededor, en el centro una mesa de billar. Televisiones públicas y privadas y la apuesta por Internet es el tema del IV Café&Periodismo que organizan Millán Berzosa, Bárbara Yuste y otros periodistas, y patrocinan Fundación Telefónica y Acens. Las bolas en perfecta formación sobre el inmaculado tapete azul. El triángulo mágico –audiencias, contenido, negocio- a la palestra. Todas juntas, las lisas y las listadas, las públicas y las privadas. Se miran unas a otras, observan lo que hace la otra, estudian la estrategia de la otra, ninguna se aparta de las demás. La alfombra azul se extiende ante ellas, es que siempre me ha dado por pensar que Internet es algo extenso y azul, eso me debió quedar de Microsoft. Míralas, ahí están Telecinco, Antena 3, La Sexta, TVE, VNews… inmóviles, expectantes. Es una partida estática. El terreno de juego se antoja una explanada virgen, todas saben que tienen que estar ahí –y están- pero parece que nadie se ha decidido a desmarcarse, a salir en busca de toda la oportunidad que hay por delante. ¿Quién va a sacudir el árbol, quién romperá filas primero? La bola blanca está ahí enfrente, también quieta, esperando, alguien tendrá que tomar el taco y aplicar el golpe violento, certero, que las ponga en danza. Entonces las bolas se desplegarán por el tapete azul, lo llenarán de contenido, cada una debería ir encontrando su agujerito antes o después, esto es, su modelo de negocio, su estrategia para atraer audiencias globales o específicas, su apuesta en forma de nuevos contenidos y formatos para nuevos estilos de consumo. En los países nórdicos ya se ve más televisión por el ordenador que por el receptor, y quien más y quien menos espera poder seguir su serie favorita desde la parada del autobús. Pero de momento todos en fila, como evitando moverse de la foto, hasta se les adivina más confortables cuando el debate amaga con irse por las ramas de la propiedad intelectual, el factor Google, la crisis y los problemas en las redacciones digitales. Jugamos a la tele por Internet, sí, pero la televisión 2.0 se ha quedado en la tiza. Está por venir. Se le espera. Insisto, ¿quién tiene que dar el bolazo que rompa la atonía, que provoque el big bang? ¿Los creadores de contenidos y las nuevas plataformas de distribución? ¿Los proveedores tecnológicos? ¿El público? ¿YouTube, Google TV? ¿O a lo mejor otros concursantes invitados que lleguen, vean y de pronto les dé por acertar a meter todas las bolas y cuando se pretenda reaccionar la mesa se haya quedado vacía? El tapete parece inmenso, tan impolutamente azul, y visto así ahora, hasta asusta un poco. Pero a nadie se le escapa que la partida promete. Hay tanto que ganar, tantos a ganar…
Byenrique 