… te pongas a dar mítines. A mí no me gustan los toros ni mucho ni poco, pero conozco a bastante gente que sí, como creo que cualquiera de este país. Y no tengo valor moral para desearles que se lo prohíban como, pienso, ellos no me desearán a mí que prohíban, por ejemplo, la música rock por el ruido “insano” que hace o por que incite -pongamos que digan- a la violencia y al salvajismo. Que con estas ansias de prohibir que nos están entrando en las sociedades “modernas”, “democráticas” y “civilizadas”, te puedes esperar cualquier cosa.
El debate encarnizado que se vive en Cataluña se me antoja irreal, a mí me parece como que no están peleándose por “eso” pero que utilizan “eso” para discutir sobre otra cosa que no se atreven a mencionar, y con ese palo –o con ese estoque- darse por ahí los unos a los otros. Porque ¿contra qué van, contra el sustantivo o contra el adjetivo de eso tan pésimamente llamado “Fiesta Nacional”?. A ver, no me sorprende en absoluto el abolicionismo por parte de los independentistas, les mueva lo que les mueva e incluso suponiendo que entre ellos habrá no pocos aficionados a las corridas de toros, pero sí me decepciona bastante la pusilanimidad de los partidos de ámbito nacional –PSC e ICV-, que me parece que están desoyendo a mucha gente que incluso les vota. ¿No sería esta una asignatura indicada para un referéndum, que la mayoría de las veces los hacemos para cosas muy aburridas y luego claro, se quejan de que la gente no va a votar?
Pues en estas llega la Comunidad de Madrid, su gobierno, siempre tan conciliador y tan reacio a la confrontación (ya lo ven), y para echarle más gasolina –no leña- al fuego o ponerle trincheras al debate, va y declara los toros Bien de Interés Cultural. Y hasta se proponen acudir a la UNESCO. Y argumentan, entre otras lindezas, que la lidia es la fiesta más importante de este país (¿mandeeee?). Ah, y que esto no viene ahora por la polémica en Cataluña, que es que llevaban ya tiempo barajando la idea (sé quién dices pero no ha venido). Pues mira, ahí no. Ahí no me pidan que me ponga a su lado, no me llamen para esa causa. Entre prohibirlo y darle el Premio Nobel, pues mira, yo creo que hay algunos términos medios, como entre la silla eléctrica y el Premio Nobel. En fin, ya sabemos el concepto y la idea de “monumentalidad” que alumbra a clase política dirigente madrileña.
Pero volviendo al debate, o mejor dicho a la reyerta, es que les oyes hablar, a unos y a otros, y te das cuenta de que es imposible que se pongan mínimamente de acuerdo. Es que hablan de cosas completamente distintas. Unos del culo y otros de las témporas, unos de los pobres animales y otros de la tradición, unos del sufrimiento y otros de la leyenda. Cada uno utiliza como argumento de defensa el mismo que el otro esgrime como argumento de ataque, y viceversa. A ver quien más enconado, a ver quién más cabezón. A lo mejor porque, como decía antes, realmente no es propiamente el asunto de las corridas de toros lo que late en esta confrontación. Pero el caso es que nadie sale con un discurso que se proponga hacer reflexionar no ya al otro, sino siquiera al indeciso o al neutral.
No es el que el mío lo sea, pero ahí lanzo una idea por si alguno la quiere cazar, que seguramente no. Siempre fui un admirador, devoto y seguidor del gran Féllx Rodríguez de la Fuente (dentro de diez días se conmemorarán 30 años de su muerte). Sí, me dirán que no soy muy original –ya me lo han dicho, en efecto- pero es que los de mi edad, a la de esos que me lo dicen, no teníamos más que una tele, poca radio y nada de Internet, los blogs de entonces se llamaban catecismos, tebeos y diarios Marca o As. a elegir. Pues bueno, Félix pudo ser, creo, el gran precursor en España del ecologismo, de la pro-sostenibilidad y hasta de la responsabilidad social con la que ahora tanto nos llenamos la boca. Posiblemente muchos –o a lo mejor todos- de los que luego hemos desarrollado una cierta conciencia y una conducta digamos que aseada respecto al medio ambiente, la fauna o simplemente nuestro entorno aunque sea urbano, se lo debemos a él, que era el único entonces al que oíamos decir cosas así. Defendió con fervor al lobo, al águila imperial, a las capibaras de Venezuela, fustigó la caza furtiva, el comercio con animales, la estricnina para matar conejos, la industria de las pieles… Respecto a la “Fiesta Nacional” yo le oí decir una vez que no estaba en contra, que al fin y al cabo se trataba de una especie –el toro de lidia- de gran belleza y muy representativa de nuestra fauna, y que sin esa razón de ser –la lidia- sencillamente no existiría. Pues ahí dejo el testimonio, por si sirve.
PD. Por cierto, siempre nos referimos al toro que vemos morir en la plaza, pero son sólo una parte. ¿Sabemos cómo viven los que nunca van a pisar la arena y se quedan de sementales para toda su vida? Para que desaparezcan…
Esto es como lo que dije el otro día de la Vuelta a España, que decían los de allí que por ahí no que aquello era otro país, pero sin embargo el Tour de Francia sí.
Pues bien, creo que no escuchastes o leistes una noticia que salió hace ya varios días, donde se decía que estos mismos del parlament que piden la abolición de las corridas, defendían a un toro embolao de no sé que pueblo de Gerona o por ahí, porque tenía mucha tradición. Toma ya, y ese toro echando fuego y aguantando las burradas del personal.
Pero eso está bien, como el Tour de Francia.
Les cabe tó.