Carlos, celébralo por Dios

Sí, ahora hablo de fútbol. Pero primero quiero enviarle una pedazo botella Macallan de 18 años a Carlos Sainz. Sí, 18 son los años que hace que no celebraba un título, fue su segundo y último mundial de Rallies, en 1992. Desde entonces, nunca ha dejado de demostrar que ha sido uno de los mejores y más completos pilotos que se han visto, competitivo hasta lo máximo con todos los coches que ha llevado: Toyota, Subaru, Ford, Citroen… pero siempre le pasaba algo: un tronco en la carretera, un fallo eléctrico, “Carlos, arráncalo por Dios”… se pasó a los raids, lo ha ganado todo y se le negaba el mayor, el Dakar. El año pasado tuvo suerte… de salir vivo cuando cayó por un terraplén. Pero como iba líder destacado a falta de dos días, de lo que se habló fue otra vez de gafe. Jesús Gallego, en la Cadena SER, le ponía todos los días la canción esa de “precaución conductor, la senda es peligrosa…”. El sábado sólo faltaban 200 km y nos mordíamos las uñas. Pues ya está. Ya lo tiene. Dice que se ha quitado un peso de encima, pero me consta que no solo él. Ya le pueden quitar lo bailao. Carlos, celébralo por Dios.

Ya hablo de fútbol. ¿Del Madrid y del Barça? ¿Pues que quieren que les diga? Veo al Barça en el partido de Copa contra el Sevilla, volcado, sin perder la paciencia, tirando de libro de estilo, sabiendo perfectamente lo que tenían que hacer, cuándo y por dónde tenía que entrar Alves, cuándo y por dónde la tenía que coger Messi, cuándo y por dónde se tenía que abrir Iniesta, bajar a recibir Xavi, subir Piqué… y entraban una vez y otra y otra… al final no consiguieron el segundo gol que necesitaban porque el fútbol es así –lo contrario exactamente les pasó el día del Chelsea- pero siempre dio la sensación de que lo iban a conseguir. Ahora, pongo al Madrid volcado en San Mamés, aplicado a la misma tarea de remontar un marcador adverso. Y ¿cuál es el plan? Ahora veo a Cristiano, ahora no veo a Benzema, se la dan a Kaká y no sabe qué hacer porque no ve a nadie, Xabi se desgañita buscando un pasillo por donde transite alguien de blanco, sale Guti y piensa por su cuenta, Sergio Ramos despiensa por la suya, mira dásela a Granero que ahora está solo… en fin, a lo que salía. Y con una defensa aguerrida, solidaria y bien puesta, lo único que salía era tirar de lejos. Y para eso estaba Iraizoz, qué buen portero. El Barça se va a cinco puntos. Dicen que es anecdótico. Pero la diferencia de juego no lo es. Pellegrini ha conseguido organizar el equipo de medio campo hacia atrás, y tiene su mérito. Pero me da la impresión de que no se ha trabajado nada de nada en un plan de ataque, se confía todo a la calidad que se le supone a cada una de las estrellas. Y ni siquiera se entienden.

Lo de Cristiano. Sí, yo no le voy a discutir al chico que lo pone todo, se ofrece, busca, derrocha ardor y ganas de agradar, de vencer, toma responsabilidades. Pero entre la ansiedad que le pierde y –ojo, mucho peor- lo que me empiezan a parecer ciertas carencias técnicas que no se corresponden con su talla de crack, tengo que decir que hoy por hoy no soporta ni de lejos la comparación con Messi. Bien que éste juega feliz en un equipo feliz y no tiene las urgencias por demostrar algo en el Camp Nou que agobian al portugués en el Benabéu. Pero cuando ves a uno y a otro parar un balón, levantar la cabeza, ver al compañero, elegir la jugada entre las diez que podrías hacer, encarar al defensa, desmarcarse, perfilarse en el área… el crepúsculo y el día, venga, por no decir la noche y el día. Ya sé que esto me cuesta mis disgustos y discusiones domésticas en los sanedrines madridistas que frecuento, pero por ahora es lo que tengo que decir. A ver si puedo cambiar de opinión de aquí a final de temporada.

Lo demás de la jornada lo voy a distribuir en píldoras: el Atleti, con todo lo que ha llovido en enero, lleva doce de doce puntos en Liga y sigue en Copa; eso sí, van a ver a Maxi Rodríguez, en el Liverpool, qué gran jugador es, claro que quien no sé si lo va a poder ver es Benítez; el Mallorca ya es el primer equipo que ha salvado la primera vuelta sin ceder un punto en casa; Ronaldinho parece que vuelve, huele el Mundial, está más delgado y ayer se gustó, golazo y hat trick; ¿A quién te recuerda Canales? ¿A Julen Guerrero? ¿O a Butragueño?

Y ya para terminar, es de mencionar y elogiar la reacción general del deporte español y mundial, con iniciativas a titulo colectivo e individual, para volcarse a echar una mano en el desastre de Haití. ¿Es suficiente, es tarde, es útil? Por lo menos es algo. Sobre esto podremos reflexionar en próximos días. Pero por hoy dejémoslo así. Bien por todos los que sí creen que éste es un mal mayor.