¿Quién dijo stress navideño?

Lo peor casi no es que Gerardo Díaz Ferrán se niegue a dimitir como presidente de la CEOE, sino que estén saliendo por ahí políticos, tertulianos y otras voces que vete a saber a qué intereses responden, defendiendo que “por supuesto que no debe dimitir”. Y es que les oyes y no saben casi como argumentarlo pero nada, que no se bajan del burro. Una web católica ha pagado esquelas por los “millones de niños abortados en 2009”, para publicarlas ayer, día de los Santos Inocentes. Eso es mala fe. Y nueve diarios las han publicado, no en la sección de anuncios –por ejemplo clasificados- sino directamente en necrológicas. Eso es mala fe. Por cierto, lo del capitán de Atlético de Madrid a que aludíamos ayer no era inocentada, era cierto lo que ha dicho. Lo demás, bueno, a lo mejor ocurre algún día. Lo que pasa es que hay tantas noticias –sin ir más lejos ayer- que nos gustaría que fueran inocentadas y no lo son… Hace tiempo que cuando voy a tomar un avión me preparo los líquidos en la bolsa, buenos bolsillos para meter cosas y que pase todo por el escáner, un pantalón que no necesite cinturón… ¿Qué voy a tener que preparar, además, para la próxima vez? Por lo pronto, olvidarme de llevar calzoncillos, preveo. Si es que no me extraña que se den situaciones como la que me tocó ver el otro día en un aeropuerto –suizo para más señas- con una pareja –española para más señas- que tuvo que quitarse tantas cosas antes de pasar por el arco, que cuando la azafata les señaló el carrito de la niña, la pobre madre en su nerviosismo le preguntó si la niña también tenía que pasar por el escáner. A todo esto, mi maleta desapareció el pasado mes de agosto en un aeropuerto –italiano para más señas- y sin noticia hasta la fecha. La compañía –también italiana para más señas- da largas, les preguntas y dicen que están en ello, cuando dicen algo. Y yo sigo aquí sin mis camisetas, mis polos y mis calzoncillos de verano. No voy a poner una esquela, mejor un clasificado en la sección al efecto. Con todo lo que tengo que hacer… ¿Y quién dijo stress navideño?