Maradona en negro

Marcó un gol con la mano y, a los pocos minutos, fabricó esa obra de arte, erase un hombre a un balón pegado, que tantas veces hemos visto repetida y no nos cansamos. Él celebró los dos por igual, se sintió tan orgulloso de uno como del otro. Ese episodio resume muy bien la trayectoria y la personalidad de Maradona. Para muchos, el mejor futbolista de todos los tiempos. Para los argentinos, dios (sí, lo he puesto con minúsculas a posta). Pero Maradona es luz y oscuridad, amor y odio, honor y vergüenza. Negro o blanco, él mismo lo ha dicho ayer. Y hoy es Maradona en negro. Aquel periodista de los puros, Paco Yagüe, le definió como “el hombre capaz de buscar un problema a cada solución”. En efecto, así fue durante su paso por Barcelona y Nápoles. Y con la selección, recordemos al exultante y magistral de México’86 y al grotesco y desencajado de Italia’90. Y esto era cuando todavía estaba en activo. Su vida luego siguió los mismos derroteros, solo que elevados a la máxima potencia del exceso y llegando hasta a envidar a la tragedia. Ahora, apagado el genio, perdido el glamour y completamente la línea, lo que se nos aparece es su faceta histriónica, chabacana, descarada, la del que presume y hasta desearía haber marcado todos los goles con la mano. Hace once meses tomó los mandos de una selección argentina que caminaba sin mayor problema hacia su lógica clasificación para el Mundial, y ayer se ha salvado, y se ha salvado toda esa enorme nación, de uno de los ridículos más espantosos de la historia del fútbol. Y saca pecho, se crece, desafía. Sin el “milagro” en fuera de juego de Palermo o si a Perú le conceden uno de los dos penaltis que reclamó, o le entra esa bomba de profundidad lanzada desde el medio campo, el “que la chupen” hoy se lo estaría comiendo, lo estaría rumiando. Un crítico argentino aseveraba ayer que, pasara lo que pasara en el decisivo choque de anoche frente a Uruguay, “Argentina ya había perdido el encuentro contra sí misma”. Luego, ambos equipos firmaron uno de los peores partidos que se han visto en el fútbol moderno. Pero a él le da igual. Se puso a botar, a llorar como si acabaran de ganar la final a Brasil. Y se ha quedado tan a gusto. “¡Que la chupen!”.  Ojo, que Argentina volverá a ser temible cuando empiece el Mundial. Recuerdo que Brasil pasó por una situación similar en la clasificación para el Mundial de Corea y Japón –aunque sin tanto bochorno, la verdad- y luego se lo llevaron de carrerilla. Por lo tanto, no tendré ninguna duda en poner a la albiceleste otra vez entre las favoritas. Pero sus rivales ya suspiran: por favor, que no cambien de entrenador.

Rueda de prensa de Maradona, 20 Minutos

Foto: AFP