Pongamos que no me creo este Madrid

De vuelta a la cruda realidad y con los pies en el suelo después de la semana de levitación olímpica, nuestro Lunes de Retranca me va a hacer hoy hablar del Real Madrid. En su día poníamos aquí aquello de CReer o no CReer, y dejábamos todavía un margen de tiempo para juzgar su proyecto deportivo. Pues bien, aunque todavía es pronto y nos queda mucho por ver, hoy vamos a poner que no me lo creo. El Madrid se ha enfrentado ayer a su primer examen serio de la temporada. Y lo ha suspendido. Cierto que no ha ofrecido mala imagen, que tuvo momentos de lucidez, que llegó a manejar sus opciones de llevarse un partido muy difícil… pero lo perdió. Y son esos partidos muy difíciles los que van a medir la credibilidad de este equipo, de estos jugadores, de este entrenador, de este proyecto.

Ayer el Madrid mantuvo medio altas algunas de sus constantes, pero le mataron las bandas. En concreto, sus laterales. Sergio Ramos, desordenado y guiado por impulsos mayoritariamente equivocados, es decir, en su línea de la temporada pasada. Y Marcelo, sencillamente lamentable, completamente fuera del partido. Esto ante un Sevilla que, aparte de la agresividad, la fuerza física, la intensidad y la mala baba que derrocha habitualmente en este tipo de choques, presume de unas bandas letales. Eso lo sabía el entrenador, y cierto es que no tenía otra cosa que oponer, sin la posible alternativa de Arbeloa. Pero es que asistió durante toda la noche al fracaso de sus costados y no fue capaz, que yo apreciara, de tomar ninguna decisión, de buscar al menos algún ajuste para frenar esa sangría. Fue desde el primer minuto hasta el último, y todo lo bueno o aceptable que pudo ofrecer el equipo en otros frentes quedó irremediablemente lastrado por su inferioridad manifiesta en las bandas.

Esto preocupa. Contra el Jerez o el Tenerife posiblemente no se note, pero cuando afrontas un partido importante contra un rival de supuesta entidad, que algo te falle y te desequilibre, y no seas capaz de arreglarlo en 90 minutos, te puede arruinar. Y claro, si este Madrid pretende realmente aspirar a lo máximo, como evidentemente todo el mundo espera, como ha prometido Florentino, y con esa ilusión hemos empezado la temporada, tendremos que vérnoslas con esos equipos que son los que te sacan los colores y dejan a la intemperie tus miserias. Mucho queda por trabajar y mucho que cambiar. Luego está lo de Benzema. Un partido para él, un día en el que se le esperaba más que nunca dada la ausencia de Cristiano, y por lo tanto una gran oportunidad para demostrar por qué está aquí. Pues no se le vio más que cuando pateó al aire y tiró a la basura el regalo que le puso Raúl. A los cinco minutos de su sustitución, a Higuaín, con sus limitaciones, ya le habíamos visto infinitamente más que al francés. Mira que con todo lo que hemos fichado, yo sigo suspirando por Van Nistelrooy.

Tiempo habrá de analizar, pero lo mejor que tiene este nuevo Madrid es que se ha fichado a dos jugadores inteligentes, Xabi Alonso y Kaká. Ellos son capaces de potenciar la aportación de tanto delantero ilustre, aparte del equilibrio y sentido del juego que pueden ofrecer–sentido vertical y sentido común a la vez, quiero decir. Pero si en una cita importante el equipo te cojea de los dos lados y además juega sin punta de lanza, más que sentido del juego y orden, lo que tienes que sacar de la chistera es una inspiración y un acierto superlativos. Y ayer solo la tuvo Casillas. Dicen que si el Sevilla es uno de los grandes, una clara alternativa de poder. Bueno, yo esperaría a ver qué hacen cuando les llegue el Barça. ¿Y si terminan 0-3? En fin, es verdad que aún es pronto, aunque cada vez menos, hay margen de mejora, aunque cada vez menos, y hombre, hay plantilla -cómo no va a haberla después del dinero desembolsado- pero cada vez queda menos para dotarla de equilibrio. Sí, yo espero llegar a creer en esto, pero hoy pongamos que no.