La final, de 1984 a 2009 (Pero Goliat se levantó)

Las crónicas están en los kioskos y en Internet, y por radio y televisión ya se ha comentado y mostrado abundantemente la final de ayer. Aquí, con vuestro permiso, vamos a hacer un ejercicio que espero que a muchos os parezca interesante. La amplia cobertura que en los días previos se ha dado a aquella final del 84, entre los dos mismos equipos, nos da pie a intentar practicar una comparación entre ambas, por odiosa que pueda parecer.

Y es que la historia empezó de manera bastante similar: aprovechando la confusión de los primeros minutos, el Athletic se adelanta en el marcador, además en ambas tras un corner. Pero es que luego pasó que: 1. Maradona apareció a cuentagotas, jugó muy cómodo, intentaba cosas cuando se le ponían a tiro y en general se implicó muy poco, posiblemente porque ya sabía que estaba más fuera que dentro del Club; Messi estaba y entraba por todos los sitios, creaba peligro constante, no es que buscara el balón, es que parecía que el balón le buscaba a él y para ejemplo la jugada del segundo gol. Estuvo inmenso y fue para mí el jugador de la final; 2. Schuster estuvo pertinazmente desacertado, debía tener uno de esos días raros y, al igual que al Pelusa, donde más se le vio fue en las trifulcas. El ataque de aquel Barça era Carrasco y Marcos conduciendo y conduciendo balón, casi siempre llevándolo a ninguna parte; el Barça de ayer, fiel a su estilo impecable de todo el año, era la clarividencia de Xavi, la presión de todos y cada uno, toque con velocidad sin precipitación y utilización de su profusa capacidad para encontrar caminos, hasta que Toure Yaya encontró el primero por una vía estrecha, luego ya fue una autopista; 3. Claro, aquel Athletic era un equipo contrastado que había ganado dos ligas y eso se notaba en el empaque y en la confianza de sus jugadores –Goiko, Liceranzu, De Andrés…-, mientras que el de ayer es un equipo de mitad de la tabla, siendo generosos, y eso que, hombre por hombre, tampoco es que la diferencia de calidad parezca abismal. Pero está claro que ya mucho habían hecho con estar en esta final y para ganarla necesitaban que pasaran demasiadas cosas, algunas incluso imposibles; 4. Al final es lo que pasa. Según hemos sabido, David aprovechó la única oportunidad que tenía para batir a Goliat, lanzó la honda con la justa precisión antes de que entraran en choque e impactó en la cabeza del gigante, que cayó. Pero la Biblia siempre nos contó que Goliat ya nunca se levantó. Si se hubiera levantado, a David ya no le quedaba otra y ya no hubiera habido Miguel Angel ni Bernini ni San Pedro Bendito que esculpieran aquello. Pues eso sucedió ayer, que después del golpe y levantarse el Barça, la paliza fue bíblica. 5. Vamos a comparar TVE 1984 vs TVE 2009. Aquella, con apenas tres cámaras para todo el partido y José Angel de la Casa; la de ayer, con un despliegue de cámaras y comentaristas por todas las esquinas de Mestalla, en el estudio, en Bilbao, en Barcelona…; en la de 1984, la ves y es que no te pierdes un detalle del partido, la realización precisa y oportuna, los planos exactos para cada ocasión, los comentarios bien medidos y a tiempo, el impresionante ambiente de las gradas; ayer nos perdimos muchas, demasiadas cosas, en el campo y en los anfiteatros, sin ni siquiera entrar en la polémica del himno, que sería tema para otro debate en el que no voy a entrar aquí, al menos hoy. Sí voy a apuntar –o recordar más bien- que el momento político que se vivía en 1984 era infinitamente más complicado que el que vivimos hoy. Al único que voy a salvar -y aunque me reitero en cuánto echo de menos a José Angel-, es a Juan Carlos Rivero, que me parece todavía de lo mejor que nos queda en el panorama de comentaristas televisivos. 6. A la hora de hacer la comparación, importantísimo contrastar la batalla campal en que se convirtió la final del 84 con la absoluta deportividad demostrada ayer por todos los jugadores, a pesar de los augurios y los avisos de “partido de alto riesgo de lesión”. Y 7. Obligadísimo agradecer a los dos equipos que nos hayan recordado que la Copa del Rey es así de importante. Unos, con la ilusión que le han puesto y el impresionante despliegue de su gente, ya en semifinales y sobre todo desde que supieron que iban a Valencia; y los otros, que a pesar de las altísimas aspiraciones que han mantenido durante toda la temporada, y que están a punto de culminar, nunca han renunciado a este torneo y han terminado ganándolo. A ver si cunde el ejemplo y la temporada que viene volvemos a hablar de una gran final de Copa.