Hillsborough

Solo el nombre produce escalofríos (1). Hoy se cumplen 20 años de la tragedia que marcó para siempre al Liverpool F.C. Hasta le cambió la fisonomía. Desde aquello, su estadio alberga un santuario en el que habitan 96 velas eternamente encendidas por los 96 aficionados que no salieron de la avalancha. Desde aquello, su escudo presenta dos llamas a ambos lados. Que un club homenajee así a sus seguidores es un ejemplo de fidelidad. Una muestra intransferible de la comunión casi mística que allí se vive entre historia, afición, técnicos y jugadores aunque no hayan nacido en Lime Street o junto al río Mersey. No pueden quedarse ajenos a ese sentimiento vengan de España, Argentina, Holanda, Israel… El Liverpool F.C. venera a sus héroes y a sus plebeyos, a los de hoy y a los de antes, a los que están y a los que ya no están. Dicen que los pasos de Bill Shankly y Bob Paisley siguen resonando por los pasadizos de Anfield. Luego, todos juntos salen a jugar, they never walk alone, y eso lo saben ellos y lo sabe el equipo rival cuando le toca ir allí.

Hoy se cumplen 20 años de la catástrofe y ayer el Liverpool tenía una misión imposible: remontar un 1-3 nada menos que en Stamford Bridge, el bastión casi inexpugnable de un equipo de corte impenetrable como es el Chelsea. Qué mejor homenaje a los 96 fans, y todos eran conscientes de la empresa. Salieron los Reds como posesos, imbuidos de ese espíritu que sólo ellos consiguen transmitirse entre ellos mismos y con sus antepasados. No podían contar con Gerrard, su jugador más decisivo. Y sin embargo, en una primera parte eléctrica, memorable, se merendaron al Chelsea, pusieron la eliminatoria al borde del colapso. Fabio Aurelio miraba al cielo después de marcar el primer gol. Los fantasmas sobrevolaban Londres en el descanso. Después, la lógica-ilógica del fútbol y la maldita, casi cruel eficacia mostrada por los Blues en los dos partidos, truncaron la hazaña. Drogba (2) caza un remate imposible que provoca el fallo de Reina; un zambombazo que atraviesa una barrera mal formada; y luego Lampard, que también sabe lo suyo de mística, de entrega, de pasión por los suyos. Y aún así, a los Reds todavía les quedó ánimo, coraje y compromiso para seguir creyendo en el milagro, para volver a ponerlo a su alcance. Les faltó el último aliento o les sobró el último golpe, otra vez del ínclito Lampard. La imagen final del defensa blue estirándose en una plancha desesperada para sacar con la cabeza un balón de debajo de los palos es una de las que mejor ilustran un partido ejemplar. No pudieron ya más los de Anfield, los de Benítez, los de Paisley, los de Shankly, los de esos 96 reds hoy recordados que vibraron con su equipo y no les tienen nada que reprochar. Al contrario, la generosidad se agradece en la victoria y en la derrota. Y hoy el Liverpool F.C. es todavía más grande que ayer.

http://www.liverpoolfc.tv/

 

(1)  Por mucho que literalmente sólo signifique Distrito de las Colinas, es inevitable que escuchar o pronunciar ese nombre produzca sensación de sobrecogimiento.

 

(2)  Drogba. Algún día valoraremos –o valorarán- como se merece a este extraordinario jugador, no ya por sus goles y sus acciones brillantes, sino además por su trabajo, su solidaridad, su inteligencia… posiblemente el único delantero centro hoy en día capaz de desequilibrar un partido él solo.

6 Comentarios

  1. Solo puede ver hasta el descanso y me quedé con las ganas de continuar viendo el partido. Más coraje me dio cuando me entero el resultado y como transcurrió.
    Ya lo comenté en otra crónica tuya. Tuve la suerte de estar en Anfield y lo que viví allí nunca se me olvidará. Después del Betis y el Barça (lo siento) tengo otro club de mis amores, y no es otro que el Liverpool.

  2. Muy buen artículo. Lo del Liverpool es algo diferente. Se te ponen los pelos de punta de ver con qué coraje van a por el partido. El peso que esa camiseta, esa afición y, en definitiva, la historia de ese club tienen es algo que se percibe en la actitud de los jugadores. Creo que toda España es ahora del Liverpool (si no lo eran antes). Lástima que no pudieran aprovechar alguna otra oportunidad que tuvieron en la primera parte. Y lástima que Reina no pudiese atajar ese centro imposible de Anelka y que Drogba tocó conlas uñas de los pies.

  3. Si hubiera un equipo como el Liverpool en España, seguro que sería hincha. Y me seguiría gustando el fútbol. Eso sí que es más que un club. Además, Rafa Benítez fue compañero de colegio mío y de Ricardo Gallego.

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