Escribo y escribo, no paro, llevo mucha vida haciéndolo y no me va a importar seguir así.
Escribo porque siento, sin duda es el primer motivo, las palabras son la extensión de cada estado de ánimo y de conciencia. Cuando me visitan las ausencias y cuando decoro las paredes del alma, digo lo que tengo pendiente, lo que tenía hace tiempo, o suelto lo que viene tal como lo encuentro, y siempre sale a presión. Viajo a cada orilla de mi mapa y dejo que las corrientes me lleven, suavemente si suaves, violentamente si violentas. Escribo porque siento.
Escribo porque padezco, me duele la memoria y me aturden los ruidos del pensamiento. Necesito decir lo que me hace daño y si cuento hasta cien me hará cien veces más. No puedo obviarlo ni dejarlo pasar, lo expongo aunque a veces parece que hablo de otra cosa, a veces me salen frases que sólo yo entiendo porque sólo yo sé lo que llevan dentro. El dolor es mío y se queda en mis tazas, en mis posos. Escribo porque padezco.
Escribo porque amo, siempre tengo un impulso, un motivo, una razón, aunque a veces pueda ser poco razonable. Es cuando noto que algo me ilumina y casi sin proponérmelo, las palabras me salen como notas musicales, van solas y componen la melodía todas puestas en su sitio sin necesidad de ordenarlas. Evoco todas las miradas, los paisajes, me dejo de inteligencias mecánicas y lo juego todo a una. No reparo en efectos ni consecuencias, sino en lo que crece y se agita en mis cimientos. Escribo porque amo.
Escribo porque busco, me quedan tantas verdades por descubrir y pregunto a las noches y a los días. Tiene que haber más páginas que las impresas, capítulos nuevos, ciudades desconocidas en recovecos que parecen inexpugnables. No me conformo con lo que veo, con lo que dicen, y voy corriendo velos tras los que hallar mundos visibles o invisibles, de todos puedo aprender. Subo a las cumbres cueste lo que cueste para poder divisar más allá. Escribo porque busco.
Escribo porque dudo, se me agolpan los datos y las claves, voces y llamadas, a veces no sé por dónde tirar, avanzo inseguro por una historia que no sé si es real y, si lo es, adónde me llevará. Me revelo y me retuerzo en mi pusilanimidad, quiero atreverme y sin embargo me da vértigo llegar más allá. Vuelvo atrás, miro el camino que no tomé antes de dar por hecho que en efecto tampoco esta vez lo voy a tomar. Pienso quién sabe si no volveré. Escribo porque dudo.
Escribo porque sueño, aún creo que es posible, no me voy a detener por muchas evidencias que me planteen. Por mucho que me aseguren y repitan que no llegaré, que no conseguiré. Aún quedan líneas por completar, espero que muchas, y hay oportunidades detrás de cada folio. Algún día me leerá, algún día me felicitaré de haber acertado a explicar quién soy y por qué estoy. Y mientras, sigo cubriendo tramos de papel. Escribo porque sueño.
Escribo y escribo, en esto viene y se me va la vida. Escribo porque siento, porque padezco, porque amo, porque busco, porque dudo y porque sueño. Vivo y escribo, pero en realidad puede que todas estas razones no sean más que una, escribo porque no olvido. Eso nunca mientras pueda.
demasiado profundo para estos momentos…. sigue escribiendo que igual lo prohiben un día de estos….
Todas me parecen razones importantes para seguir escribiendo. Para seguir viviendo. ¿ Escribir es una catarsis ?. Puede que lo sea.