15-M, cuestión de centrar el mensaje

Para quien más y quien menos, los acontecimientos de estos últimos días vienen a dejar en entredicho el espíritu con el que nació el movimiento del 15-M. Claro, no era esto. Otra cosa, como se refleja en algún vídeo que circula por ahí (enlace abajo), es quién realmente ha generado o incitado a que se generen incidentes como por ejemplo los de ayer en Barcelona. En cualquier caso, una iniciativa constructiva y responsable como la que desde aquí venimos defendiendo, y como realmente creemos que es, ha de hacer todo lo posible para no verse asociada a cualquier tentación violenta y para no ser objeto de manipulación o presunta vinculación a intenciones perversas, vengan de donde vengan. Desde un amplio y bien instalado emporio económico, político y mediático están esperando cualquier resquicio o margen de duda para desacreditar el 15-M, despreciarlo, ridiculizarlo o crear en torno a él una percepción de “peligroso”. Que ya sabemos lo traicionera y cruel que es la “percepción” y lo fácil que resulta fomentarla entre los que están deseando creérsela. Al 15-M de las ideas le tienen pánico, por eso están deseando presentar un 15-M agresor, con el que se sienten completamente a gusto. Escucho ayer que es muy injusto poner en entredicho a toda la clase política, pero entonces es que ellos también deberían tomar medidas para no dejarse llevar por la corriente de la “percepción”.

Básicamente, y como el mensaje breve y certero es el que mejor comunica, digamos que aquí hay una serie de razones que justifican la indignación de una gran base de ciudadanos. No es cuestión de sistema o no sistema, es cuestión de que lo que tenemos no está funcionando bien, principalmente por:

– Supeditación de todos los poderes –principalmente el político- al poder económico. No es nuevo, pero en la situación actual se hace mucho más patente.

– Constatación de que las medidas que más están afectando a los ciudadanos las toman agentes que no están sujetos al voto, que no se presentan a ningunas elecciones.

– Sensación, con todos los indicios de ser cierta, de que la crisis ha sido generada por la mala práctica de los mismos agentes que ahora están pidiendo –y consiguiendo- que los gobiernos impongan sacrificios a los ciudadanos a fin de devolver a los causantes su original status de riqueza.

– Sensación, y hechos que lo demuestran, de que gran parte de la clase política funciona con una agenda propia y distinta de la que propone el ciudadano que les vota.

– Creciente situación de desigualdad económica y de oportunidades, endémica pero agravada por la crisis.

Luego podrán latir y coexistir infinidad de motivaciones, acuerdos y desacuerdos, reivindicaciones más o menos sensatas o pintorescas. Pero estas son las ideas que, creo, nos unen a todos, las que no nos pueden negar y en las que cabe centrarse. Y luego está la creatividad, energía, imaginación y efectividad con que las sepamos transmitir. De eso se trata, es lo es lo que esperamos y lo que hemos de intentar.

Imágenes tomadas en Barcelona ayer

Foto: Valencia, hoy.