Contando las Catedrales del Ciclismo

Las grandes catedrales del Ciclismo son, por orden cronológico, Fausto Coppi, Jacques Anquetil, Eddy Merckx, Bernard Hinault, Miguel Induráin y Lance Armstrong. Nos podrán gustar más unos estilos que otros, recias o rampantes, más proporcionadas o decididamente verticales, de Notre Damme al Duomo de Milán pasando por León, Florencia, Amiens, Ulm… Sí estamos de acuerdo en que Merckx ha sido románico, gótico y barroco a la vez. Induráin más neoclásico, Armstrong controvertido como La Almudena. Pero he aquí que Alberto Contador, casi sin que nos demos cuenta, ha levantado ya seis grandes torres y está una de igualar al navarro, al texano y al mítico Campionissimo, por cierto el primero que ganó en Alpe D’Huez, en 1952. Si gana el Tour tendrá la séptima. Pero claro, si no le dejan empezar la obra y si le tiran la del año pasado, se quedará en cinco. Como los pictogramos a cuenta de los cuales se le pretende excomulgar, después de años en los que se ha santificado a un gran pelotón de ¿infieles? que hicieron de la E.P.O. y las transfusiones uno de sus credos, y todo el mundo lo sabía. Otro tema sería debatir si eso es al fin doping o no, desde luego droga ya les digo que no es, y tal como se montan las carreras de hoy, este Giro sin ir más lejos, ya me dirán cómo queremos ver espectáculo todos los días, a esas medias de velocidad y con esas orografías cada vez más rebuscadas, más tortuosas, más envenenadas y con menos jornadas de transición o de recuperación. Pero ya digo, sería tema para otro día. Este Giro ha sido espectacular, creo que no habrá tenido ni un día medio aburrido. Qué lejos aquellos giros bloqueados, en los que sólo se corría cuando conectaba la televisión y las montañas se capaban para que los sprinters italoanos pudieran mantenerse en la pomada y luchar por la maglia rosa a través de las bonificaciones, ¿se acuerdan de Saronni, que gano dos? En todo caso, no sé si hubiera sido igual esta ronda italiana sin Contador, de hecho no sé cómo sería el ciclismo actual sin él. Las épocas son diferentes, los ciclistas responden a diferentes patrones según también la tendencia que predomina en el diseño de los trazados. En los 80 y los 90, si no eras contrarrelojista no tenías opción a casi nada. Hoy predomina la montaña, pero si no hay gente que mueva el árbol, hay días que llegarían 30 a las cima. Este Giro lo ha ganado Contador cómo y cuando ha querido, del Etna a Milán ha dejado su tarjeta de visita en todas las etapas de montaña y en las contrarreloj, se ha llevado dos etapas y podría haberse embolsado seis. “Me recuerda a mí” le decía Merckx a Gimondi. “Qué dices, si tú no dejabas ganar a nadie” le respondió Felice. Yo sólo espero, por bien de un deporte al que no hemos dejado de amar, que podamos seguir contando torres, subiendo y bajando escalinatas, mareándonos de mirar del suelo al cielo y del cielo al vacío, y en fin, construyendo catedrales.