Flexiones, más que Reflexiones

El primer precedente de no respeto a la llamada Jornada de Reflexión lo sentó Pedro J. Ramírez, cuando el 13 de marzo de 2004 publicó una entrevista a Mariano Rajoy. Más premeditado no pudo ser. Y repitió la misma jugada, con el mismo político, el día antes de las elecciones generales de 2008. Más reincidente y más obstinado no pudo ser. A mí me parecería de grandeza que por propia iniciativa, los convocantes de la concentración de la Puerta del Sol decidieran irse a casa el sábado y el domingo y volvieran el lunes. Para que nadie pueda decirles nada si luego en las urnas ocurre algo. Pero si no lo hacen, tampoco se lo voy a criticar. De hecho, acabo de firmar contra la prohibición de la Junta Electoral. Al fin al cabo, no están pidiendo el voto para ningún partido, cosa que si hizo El Mundo en las dos ocasiones señaladas, no sólo brindándole el espacio al candidato del PP sino además subrayándolo en el editorial. Y al fin y al cabo, nos hemos quedado un poco anticuados. Porque en nuestros días, seamos realistas: ¿qué sentido tiene la jornada de reflexión? Se inventó para que ese día no hubiese mítines ni se pudiera pedir el voto por televisión ni por radio o a través de la prensa. Pero hoy ¿quién impide que cualquier paisano reclame un voto dese su blog, a través de su cuenta de Twitter o colgando un evento o un grupo en Facebook. Lo que pasa es que nos la pillamos con papel de fumar. Parece como si la gente –o mucha gente- pensara que, si de pronto dices algo indebido el día de reflexión, has estropeado todo el juego. Has apretado el botón rojo. Te has cargado las elecciones. Y si sales ganador, trampa has hecho. Pues miren cómo le fue a Rajoy las dos veces que Pedro J le metió en fuera de juego. Con todo, la ley, aunque obsoleta, está para cumplirse. Yo no iría mañana a Sol, pero es sólo mi punto de vista personal y no pienso ni medio cuestionar al que lo haga. Eso sí, como vea saltarse la valla -que ya verán, ya- a alguno de los que hoy se hacen los preocupados/escandalizados, me voy para allá de cabeza. Que más que reflexión, flexiones deberían hacer unos cuantos. De neuronas, a ver si las fortalecen y les quitan un poco de grasa.