Microsoft demanda a Google, cómo cambia el cuento

Steve Ballmer Microsoft acaba de anunciar que presentará ante la Comisión Europea una queja formal contra Google por abuso de posición dominante con prácticas que impiden la competencia en el mercado de buscadores en Internet. Cuando el jefe de los abogados de Microsoft, Brad Smith, entre en las dependencias de la Comisión en Bruselas, todos le saludarán: “Hombre, usted de nuevo, ¿qué le trae por aquí esta vez?” Ya le conocen bien, es que Microsoft lleva diez años de denuncia en denuncia en Europa y 1.700 millones pagados en multas, eso después de que saliera airoso de la muy seria amenaza que supuso el contencioso con Departamento de Justicia Americano (el célebre DOJ), que llegó a sentenciar la división de la compañía en dos. Pero esta vez no irá Brad Smith a presentar una nueva alegación, a reclamar que se les escuche, que quieren explicar su modelo de negocio. No, ahora viene a denunciar. A Google. Por abuso de posición dominante. Cómo ha cambiado el cuento. Lees hoy las declaraciones de unos y de otros y son las mismas de siempre, pero cambiados los papeles. Microsoft habla de prácticas ilícitas, de frenar la innovación, de perjuicio a los consumidores… Google se defiende: “continuamos discutiendo el caso con la Comisión Europea y estamos encantados de explicar a cualquiera cómo funciona nuestro negocio”. Igualito, calcado a lo que lo que invariablemente respondían Bill Gates, Steve Ballmer o el portavoz autorizado de turno cada vez que le estallaba una nueva demanda en la cara. Es lo que tienen los manuales de crisis. Cuando denunciaban a Microsoft, le acusaban básicamente de utilizar su total dominio en el mercado de sistemas operativos para integrar en él otros productos y servicios de la compañía que así también se convertían en líderes, limitando oportunidades a otros productos y servicios de la competencia. Con Windows, Microsoft ostentaba y ostenta el 90% del mercado de sistemas operativos. Ahora acusan a Google –de hecho ya tiene un expediente informativo abierto en Bruselas- de aprovechar su liderazgo en el ámbito de los buscadores en Internet para bloquear contenidos y datos, de manera que no sean accesibles a sus competidores, impidiéndoles ofrecer buenos resultados de búsqueda, además de imponer cláusulas de exclusividad a sus anunciantes. La cuota de mercado de Google en los sistemas de búsquedas se sitúa sobre el 90% en Europa y algo menos del 70% en Estados Unidos. Pues sí, cómo ha cambiado el cuento. ¿Caperucita se merienda al lobo feroz? No, más bien ahora tenemos dos caperucitas feroces.

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