Es verdad –me lo comentaba un amigo a cuento del post del pasado lunes en este blog- que en este país lo que más nos gusta es hablar de los demás. Y tanto. Pero si nos referimos a un colectivo como el de los periodistas, pues hombre, es que nuestro trabajo es contar lo que hacen y dicen los demás. Si a los ciudadanos en general no nos gusta mirarnos las vegüenzas y nuestras vigas oculares, en el caso de los periodistas además es por vocación. Bueno, luego están los ególatras a los que les encanta informar de sí mismos, y a veces hasta se ponen en portada. Pero de esos no tratamos hoy. Tratamos de que a veces los periodistas podríamos hablar de nosotros. Y hoy lo hago sirviéndome como palanca del Informe Anual de la Profesión Periodística que acaba de presentar la Asociación de la Prensa de Madrid – adjunto crónica en Elconfidencial.com. Como bien se dice, nuestra profesión está en situación de grave recesión a pesar de que nosotros no venimos de ninguna “burbuja periodística” ni mucho menos. De hecho somos líderes pertinaces en tasas de paro y en precariedad laboral. No puede ser de otra manera cuando hay en España más de 72.000 titulados y la oferta de trabajo no supera los 30.000 empleos. ¿Quiere esto decir que si los periodistas ya vivimos siempre en crisis, cuando ésta atiza a los demás sectores nosotros nos quedamos igual, en la misma crisis? Pues no, señores. Para las buenas estamos a la cola del pelotón, pero cuando vienen mal dadas vamos en vanguardia. Sólo en lo que va de año, uno de cuatro periodistas ha perdido su trabajo, en total 3.588 nuevos parados. De los que han mantenido su puesto, el 66% ha visto reducido su sueldo. Sueldo que, de media, no supera los 30.000 euros al año, contando a los que más ganan en una redacción. Eso, gozando de una reputación social quizás ligeramente más aseada que la de los controladores. Y no siempre. Lo grande de nuestra profesión –o lo que nos queda- es que a pesar de todo, el 72% de los periodistas no cambiaríamos de oficio. Eso es fidelidad a una vocación. ¿O que no sabemos hacer otra cosa? Sinceramente, yo pienso que lo primero. Por eso, ¿No nos merecemos hablar de nosotros, aunque sea poco y de vez en cuando?
Qué poco hablamos de nosotros (los periodistas, quiero decir)