Aunque la enfermedad se empezó a conocer en 1981 y en 1982 fue bautizada como tal, se puede decir que informativamente hablando, el SIDA empezó a ocupar espacio en los medios hace ahora 25 años. El 30 de julio de 1985, Rock Hudson hizo público que había contraído la enfermedad, casi al tiempo que reconocía su homosexualidad, de manera que no sabemos bien si era más noticia uno o lo otro. A partir de ahí comenzó el siniestro desfile de celebrities que habían caído en lo que se dio en llamar la “peste rosa” –por la condición de homo o bisexuales de la mayoría de los casos que salíab a la luz: Anthony Perkins, Nureyev, Mapplethorpe, Arthur Ashe… hasta la conmoción que fue lo de Freddy Mercury, que salió en rueda de prensa para confirmar su enfermedad –era un rumor demasiado sonoro- y a los dos días ya era leyenda. Llenaban papeles, su carisma destrozado, su imagen decrépita, eran historias de un devastador contenido morboso. Generaban inmensa cobertura, hasta el punto de que el SIDA se había convertido en pocos años en la enfermedad más famosa del planeta. Ellos eran la punta del iceberg y la gente y los medios prestaban a la atención a estos malditos que habían caído en las garras de la horrible enfermedad de las 4H (homosexuales, heroinómanos, homofílicos y haitianos) o incluso de lo que hubo quien calificó como “castigo divino” –aún los hay que sostienen que estos fueron victimas de su “vida depravada” y no de haber contraído un virus. Un punto de inflexión se produjo a principios de los 90, cuando Magic Johnson hizo público que tenía anticuerpos del SIDA. Ya por entonces se había asumido que los heterosexuales también estaban en riesgo. Pero lo novedoso del caso es que el genial Magic no necesariamente estaba condenado a morir. De hecho, ahí sigue, gordísimo y coleando (con perdón). Empezaban a funcionar los retrovirales, aunque el gran salto de calidad se produjo en 1996. Hoy, la tasa de mortalidad de los enfermos de SIDA en los países ricos ha pasado del 90% a un 10-14%. Y la cobertura mediática se ha reducido en un 70%. Ya no son historias de famosos de nuestro mundo, ya no hay morbo ni llantos de los fans. Hoy el 67% de los enfermos de SIDA viven en el África subsahariana, en total 22 millones de personas infectadas en aquel continente, de los 33 millones que hay en todo el mundo –sólo cinco millones están recibiendo tratamiento actualmente. 1,8 millones de personas murieron en 2009 y cada año siguen naciendo 370.000 niños con VIH. Se ha estabilizado en 56 países –lo que no significa que haya desparecido, ojo- y crece a pasos agigantados en China y Rusia, países ricos con mucha pobreza. Ahora el SIDA ya no es la “peste rosa” sino una pandemia tan viva y tan olvidada como otras. Y como pasa con las otras, la industria farmacéutica no se aviene a renunciar a sus beneficios. Y como pasa con las otras, la prensa ya no le dedica aquella atención, salvo en días como hoy. Hoy sí somos absolutamente “red”.
Absolutamente “red” (hace 25 años fue noticia)