Lo de Corea, ¿puede ser mundial?

Corea Lo primero que he hecho esta mañana al enterarme del ataque norcoreano a la isla surcoreana de Yeongpyeong, ha sido documentarme a marchas forzadas sobre posibles aliados en el caso de desatarse un conflicto de dimensiones internacionales. Los lazos de Corea del Sur ya los conocemos, se trata de un país completamente occidentalizado, una de las economías más fuertes del mundo y la influencia de Estados Unidos es patente desde que que se dividió la península. Corea del Norte es un país aislado y bloqueado desde que cayó la Unión Soviética y es el reducto que representa hoy lo más profundo de ésta, abrazado al stalinismo como un clavo ardiendo y a la veneración de su histórico líder Kim Il Sung, padre del actual Kim Jong Il, y que en 2012 cumpliría 100 años, lo que se ha dado en considerar una fecha emblemática para el país. A falta de otros recursos y proyectos viables, armarse es su principal prioridad, se trata del primer país del mundo en gasto militar en relación con su PIB, nada menos que un 25%. Claramente el malo de la película desde nuestra perspectiva occidental. La pobreza de su gente, la ausencia de libertad y derechos humanos y la opacidad del régimen reafirman esta sensación, aparte sus programas nucleares que, como en el caso de Irán, provocan constante inquietud. Pero volviendo a la primera pregunta: ¿tiene aliados? Y todos los posibles caminos lleva a China. En teoría no, China evoluciona –con sus tremendas contradicciones- y parece desmarcada de la línea dura de Pyongyang. Pero mantiene un hilo de ayuda económica, energía y alimentos, a veces a espaldas de la comunidad internacional y principalmente a cambio de frenar la sangría de norcoreanos que huyen y cruzan sus fronteras. Pero ojo, tampoco parece que China vaya a ver con buenos ojos que las potencias occidentales se ensañen con su, digamos, primo pobre y descarriado pero hacia el que todavía sienten cierto cariño fraternal. Y no olvidemos que, en momentos de conflicto puro y duro, no de guerra fría, las alianzas se traicionan y los apoyos viran su rumbo con inusitada facilidad. Recordemos la historia de las guerras europeas. En cierto modo, la relación entre China y Corea del Norte recuerda, aunque salvando notables y sensibles distancias, al proteccionismo que Rusia siempre ejerció sobre Serbia, y por ese flanco se desencadenó la Primera Guerra Mundial. En los últimos tiempos, las autoridades de Pyongyang no dejan de hacerle guiños y carantoñas a su gigante vecino, parece claro que le consideran su único posible valedor y protector. Además, ambas naciones comparten una cicatriz histórica de la Guerra de Corea en los 50. Por otro lado, Corea del Norte no es ni mucho menos Irak o algo así, para actuar contra este país deberán pensárselo muy bien. Estos si están armados hasta los dientes, y hablamos de dientes nucleares, su ejército es el cuarto mayor del mundo y con un feroz sentimiento de orgullo nacional. Y ni que decir tiene que en un mundo global, la extensión de la crisis podría dar lugar a la irrupción de otros actores nada deseables. Hablamos, en fin, de un conflicto que lleva medio siglo sin resolverse, y con clara tendencia a empeorar. Y lo de hoy puede ser un fatal salto de calidad. Pero cualquier paso en falso de la comunidad internacional puede ser de alto, muy alto riesgo. Estamos atentos…

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