11 de agosto

Si hoy es 11 de agosto, hoy hace un mes que somos campeones del mundo mundo mundo. Lo somos para siempre pero habrá que reconocer que este primer mes con la estrella no nos ha sentado nada mal. Nos queda bien mirarnos el ombligo y vérnoslo redondito, concreto, juguetón. Mejor así, porque si hemos de hablar de efemérides, hoy hace un año que volvíamos de Belgrado sin maleta, y a punto de constatar que también se nos había ido a tomar vientos el disco duro de este ordenador desde el que escribo y veo el mundo. No es nada fácil quedarte a la vez y de un plumazo sin equipaje y sin recuerdos, sin armario y sin documentos. Al menos aquel viaje dejó experiencias, notables vistas, gente para recordar y un buen post, con perdón Erase una vez Belgrado, 19 de agosto 2009. Porque si miramos más atrás es aún peor. Hoy hace justo once años que vivimos el eclipse total que iba a ser la madre de todos los eclipses, anunciado en el cielo y vivido personalmente en un despacho infame rodeado de gallinas alborotadas que se creían gavilanes, un festival de ideas surrealistas y encima asentíamos, yo no paraba de pellizcarme por si se trataba de un mal sueño pero no. Para ese día se avisaba el fin del mundo, en realidad era el cierto e inexorable final de mis vacaciones, el plácido regreso de aprovechemos-para-poner-en-orden-cosas se quedó para otro día, para muchas semanas después, para nunca en realidad. Mi corazón también venía eclipsado, a decir verdad no vino, se quedó allá lejos por donde moraba el trasno do candil, sabía a ciencia cierta que aunque jurase volver a la carga ya nunca iba a ser igual y, claro está, acerté. Sí, hoy es 11 de agosto, nunca se me va a olvidar.

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