Chile en el camino

Volcán Puntiagudo, Lago de Todos los Santos, Chile Bella Vista, Santiago, Chile

Todo lo que aquí dijimos de Chile Cuando Chile se levanta, 2 de marzo 2010 lo aprendimos cuando estuvimos allá en noviembre y lo recordábamos en marzo, cuando el terremoto que les rompió otra vez el alma y además esta vez les rompió la bandera, esa que ahora llevan como símbolo de orgullo, como presagio de triunfo demandado a la historia y exigido por el pueblo. En aquel noviembre aún no sabíamos que nuestros caminos en el Mundial se iban a cruzar, mucho menos que nos la tendríamos que jugar casi a vida o muerte. Quizás fuera mejor así, aunque no dudo que nos hubieran tratado igual de bien. Pero llamaba la atención que, llegados de Argentina, donde las tiendas exhibían camisetas de Maradona, Messi, Maradona, Kaká, Maradona, Beckham y Maradona, al llegar a Chile las que lucían los escaparates eran exclusivamente las rojas de la selección. Acababan de clasificarse, con holgura. Y ya lo estaban preparando. Sí, posiblemente sean los que más en serio se han tomado la cita mundialista. Por su orgullo nacional, porque llevaban 12 años sin acudir y porque tienen al loco Bielsa al mando de las operaciones. Los que más han cuidado cada detalle. Además de los 23 “guerreros nacionales” (no me invento yo el término) se han llevado un equipo de juveniles para los entrenamientos. En total, una delegación de 60 personas que incluye cuatro policías. El día que partieron para Sudáfrica, en el aeropuerto de Santiago les tributaron una despedida multitudinaria, llegaron escoltados por carabineros y les tenían preparado un orfeón de este cuerpo al tiempo que los hinchas les cantaban el himno nacional. Por lo que les he conocido, no me extraña nada. Luego, en el campo, se dice que es el equipo tácticamente mejor trabajado de los 32 que han tomado parte. Algún jugador ha reconocido que son como muñecos de la PlaySation movidos por los mandos que maneja Bielsa. Sí, pero también son futbolistas de clase, eso nunca les faltó. Nos enfrentamos pues a un equipo que reúne orden, talento y sobre todo mucho compromiso. Y crecido, con dos victorias consecutivas tras 48 años sin ganar un partido mundialista. Un Volcán Puntiagudo, soberbio y amenazante tras las nubes que nos dejan los dos primeros partidos. Si hubiéramos hecho los deberes, lo de hoy sería casi un encuentro de trámite, un desearnos suerte mutuamente para lo que venga después. Ahora, sin embargo, se trata de que posiblemente sólo uno de los dos tendrá futuro en el campeonato. Y a la vista de los antecedentes de estos días, las cartas no pintan precisamente bien para Europa. En fin, cruel destino pero apasionante cruce en el camino, ellos y nosotros, ellos o nosotros. Si al final son ellos, regimientos de Escudos de litro circularán por Bella Vista, y la bandera maltratada habrá recuperado mucho más que un girón. Si son ellos, pasarán a ser uno de mis equipos para lo que resta de Mundial.

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