Un día tenemos que hablar de Microsoft. Pocas compañías se han conocido que dejen tan poco o nada indiferentes al público. Y mucho menos tratándose del sector tecnológico. Ya no es cosa de expertos ni de entendidos, de Microsoft todos tienen una opinión, buena o mala, casi nunca regular. Sí, un día tenemos que hablar de esta empresa a la que unos odian sin límites y otros veneran sin reparos. Es más, conozco a no pocos que la machacan en público y en privado reconocen sus logros, sus avances, su influencia decisiva y positiva en nuestra vida de hoy. Escucho un programa de radio en una emisora de máxima audiencia, un –tengo que decir- magnífico programa de divulgación de la tecnología (claro, no voy a decir que es SER Digital), donde tratan a Microsoft como a un trapo: el lado oscuro, el imperio tenebroso, la era negra de la informática, el monopolio… sólo les falta desvelar en primicia que Steve Ballmer es Darth Vader y Bill Gates el mismísimo Sith Sidious. Como digo, tenemos que hablar de sus aciertos, de sus errores y, por qué no, de sus errores convertidos en aciertos. De que la han dado por muerta en muchas batallas –ahora también- y ahí sigue. De que la han considerado la más abierta en su manera de concebir los avances y su extensión al resto de la industria y a todos los públicos, y luego sin embargo la han tachado de la más propietaria, celosa de su tecnología y reacia a compartir los frutos de su trabajo. La acusan de inmovilista, anclada en el pasado, y sin embargo ha venido invirtiendo anualmente en I+D más del 10% de su facturación mundial, lo cual es una cantidad sencillamente brutal. De haber llegado tarde muchas veces y luego haberse sentado el primero a la mesa cuando el banquete estaba servido ¿Eso es un defecto o una virtud?. La reconocen como uno de los lugares más apreciados para trabajar o de ser una empresa formada por microsiervos. Y en fin, de monopolio –como decía arriba- muchas veces sin tener realmente claro lo que es un monopolio. Microsoft empezó dándose de tortas –en términos de competición empresarial- con Apple, Wordperfect, Lotus… luego con IBM y Novell, después con Oracle y Sun, ahora con Google, Nokia y otra vez Apple (que por cierto, es una suerte para todos que esté aquí) y desde hace más de una década con el software denominado libre, el de los que comparten código y fustigan a Microsoft por no hacerlo. Y se ha debatido esta empresa entre los usuarios que la quieren y los que no la quieren, o los que la aceptan porque no tienen más remedio. Y ha convivido con la prensa partidaria o detractora, alguna realmente muy detractora e irreductible. Hasta es tema de Estado, los gobiernos apuestan por Microsoft o por su competencia –el software libre- a la hora de sentar las bases de sus propuestas de desarrollo de la Sociedad de la Información en sus países y sociedades. En España, el Programa Escuela 2.0, al que ya nos hemos referido alguna vez –Miopía 2.0-, es un claro ejemplo. En fin, como aquí no hablamos del Gobierno –al menos en esta sección- un día hablaremos de Microsoft.
Entretanto, se admiten opiniones y sugerencias…