Hace justo un año escribíamos We Can Work It Out (II) y la verdad, nos fue muy mal. A decir verdad, todavía tengo alguna mala conciencia de cierto cocido en Malacatín, a lo mejor no fue la mejor manera de preparar aquel evento. La indigestión fue memorable. Esperamos hoy haber aprendido la lección y que nos vaya no un poco mejor sino mucho mejor, que es lo que nos hace falta.
Pero hace un año y un día publicábamos We Can Work It Out (I). Y en esto seguimos igual. No hemos aprendido nada. Seguimos, amig@ mí@, despreciando el tiempo y sin querer arreglar las cosas. Da igual que la vida sea muy corta, lo dejamos para el final, que seguramente será lo mismo que dejarlo para nunca. ¿O eso es lo que quieres? ¿O eso es lo que quiero yo? Es un crimen que sigamos así. Yo sí creo que podríamos solucionarlo, y solo habría que ponerse a ello. A lo mejor es dar un paso, grande o pequeño, pero por lo que se ve demasiado difícil de dar. Un paso de un@ o del otr@, a lo mejor de l@s dos a la vez o vete a saber si de más de dos… de muchos más. Podemos solucionarlo si en el fondo nos da la gana, podemos conseguir que esto funcione con un poco de interés. Hemos utilizado ya varios claim (del “Podemos” al “estosololoarreglamosentretodos”), que pueden ser lemas universales o muy íntimos, entre tú y yo o entre un mundo y otro, incluso del mundo consigo mismo. Pero en el fondo seguimos queriendo decir exactamente lo que aquella canción. Lo que no sabemos hacer. O lo que nos da pereza mover. Yo seguiré –llámame pesado, insistente, cansino, me da igual – y te lo volveré a preguntar otra vez. ¿Y tú me lo preguntarás a mí?