Dadas las fechas y el puente que celebramos, hoy nuestro Lunes de Retranca va a intentar ser eminentemente constitucional, constructivo, reconstituyente, y en algún caso consternante.
Se constituye: la Davis. Pues ha sido más fácil de lo previsto. O mejor dicho, las cosas que se hacen bien al final parecen fáciles. El equipo español de Copa Davis es muy fiable, a pesar de que no llovían buenos presagios, la verdad, después del Masters, las malas sensaciones que venía ofreciendo Nadal, la medio polémica por lo de la sede… de pronto, ya no parecíamos tan favoritísimos como hacía apenas un mes. A lo mejor eso nos ha venido bien. Porque luego se ha visto, como digo, que el trabajo se estaba haciendo bien sin que lo viéramos. Mentalización, responsabilidad y espíritu de equipo. A mí esto último me lo explicó hace años una sueca, después de que su país nos pasó literalmente por encima a pesar de que nosotros teníamos entonces a Corretja y Moyá en lo más alto del ranking. “Es que nosotros somos un equipo”. Y luego lo he comprendido. Esta Copa Davis, como las anteriores, ha sido una victoria colectiva. Seis jugadores –Nadal, Verdasco, Ferrer, Feliciano, Ferrero y Robredo- han jugado partidos y sumado puntos en esta edición. En la anterior, fue por estilo. Ayer, en TVE, le preguntaban a Emilio Sánchez Vicario cuántas más van a ganar. La respuesta que yo habría dado sería: “Hace nueve años no teníamos ninguna y ahora tenemos cuatro, vamos a disfrutarlas y todas las que caigan a partir de ahora serán bienvenidas. Pero no empecemos a criticarles si, por ejemplo, en 2010 no la ganamos”. No, no respondió eso.
Constitucio: Cristiano y no y no. Espírico, electrizante, marca diferencias, no se esconde, se exhibe, pide balón, crea ocasiones, las falla y las acierta y las falla otra vez. Acelerado, superlativo, extremo, da un gol, pifia cinco o seis, se va cien veces, le hacen noventa faltas, provoca un penalty así así, lo falla, no celebra el gol, marca por fin, se vuelve loco, se quita la camiseta, tarjeta, le pegan, da una patada… y su equipo se verá privado de él en un partido importante otra vez. ¿Y quién se sorprende? En el Manchester era así, con la diferencia de que en la Premier hay menos mala leche que aquí. Y me pregunto por cierto: ¿Por qué el entrenador no le cambió, viendo lo que se veía venir, después del gol y la tarjeta? Pellegrini no es Fergusson, he aquí otra diferencia sensible.
Constitucionáte: balón de oro. Los he visto justos, injustos, algunos irritantes y otros incomprensibles. El de Messi es, a mi juicio, de los más merecidos que se han dado. Lo injusto fue que no lo ganara el año pasado también. Es el mejor jugador del mundo. En los últimos meses, viéndole un poco más apagado, sobre todo por la resaca de lo que estaba sucediendo en su selección, corrieron voces apostando por Xavi o Iniesta, que en efecto son balones de oro en potencia. Yo apostaría encantado por ellos, pero debo reconocer que lo que ha hecho Messi en 2009 no tiene comparación. Y para recordárnoslo, queda lo de Riazor el sábado. Para mí, lo único que le falta por demostrar todavía a este inmenso futbolista es que él por sí mismo sea capaz de variar al alza la dinámica de un equipo, hacerlo mejor y más competitivo. Eso fue capaz de hacerlo su hoy seleccionador y, en otros tiempos, DiStefano y Cruyff. Por ahora, Messi juega en un equipo de ensueño, y cuando se ve con la albiceleste parece cohibido, no ha tomado los mandos. Tampoco ha tenido suerte con los seleccionadores. Recuerdo que en Alemania 2006 podía haber sido campeón del mundo con 18 años pero un tal Pekerman le negó la posibilidad… a él y a la selección argentina. Como me decía un buen amigo, no es lo mismo la sombra de un pino gallego que la de un poste de telefónica. Pero él todavía puede agrandarse y convertirse en la sombra de los demás.
CONSTITUCIÓN con mayúsculas: Fernando Martín. Que veinte años después todos nos acordemos de él dice mucho de lo que significó. Entre otras muchas cosas, un precursor. Sí, él respondía a unos patrones -físicos y de mentalidad- que no eran los más frecuentes por entonces en el deporte español, todavía un tanto apocado y acomplejado. Y por eso a muchos les chocaba, tuvo que romper moldes. Hoy estamos felizmente acostumbrados a esta generación de los Gasol, Nadal, Alonso, Iniesta, Contador… él fue quizás el primero que tuvimos de esa clase.