El condorío ..só

Pensaba que iba a ser mucho más difícil dar con él, pero apenas dejamos el Seno de la Última Esperanza, una parada medio obligada y su silueta en el cielo se hace inconfundible. Primero dos, luego otros dos, finalmente era una colonia. Unos apostados en el risco, otros suspendidos en el infinito Sur, supervisando los tránsitos de ida y venida por la pampa. El condorío pasó sobre nosotros y nos advirtió lo que es adentrarse en  esos mundos sin término medio, sin grises, donde o es llanura inabarcable o es monte superlativo, donde se pasa de la desesperación a despeñar la vista por las laderas sin punto de retorno. Paine significa azul y las torres se dejan hacer como si la naturaleza caprichosa esta vez encima tuviera ganas de rizar e rizo. ¿Quién puede pararlas? Esas torres se elevan, se retuercen y se jactan de ser así, tan imponentes y tan insultantes, tan abusivas de los seres pequeños. El puma había hecho su trabajo de madrugada y dejó las sobras ahí, muy cerca de la carretera. El condorío pasa y lo ve todo. Y lo termina todo. Apenas una noche tonta después estamos otra vez cruzando la infame frontera, militares a ambos lados que no sabemos a que tipo de pernada se creen tener derecho, albiceleste deshilachada nos recibe satisfecha. El Calafate es una ciudad de poco más de 50 años, pasaría por ser de más al Norte, tan de madera y tan puesta. El mejor bar se llama Borges, cielos, algo de ficción debe haber en esto. Pues no lo sé si mucho o todo lo que hubo después fue realmente visto o soñado, todavía me falta la perspectiva. Eso sí, puedo decir que Famous Grouse siempre me pareció un buen whisky. Pero con hielo del Perito Moreno, tomado mismamente en medio del glaciar, tiene que ser el mejor del mundo.

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