Piratería digital: leyendas urbanas y discursos callejeros

Sí, se ha pasado algún que otro pueblo el secretario de Estado para la Sociedad de la Información, Francisco Ros, al aseverar que es una “leyenda urbana” que en España haya más piratería digital que en la UE. Hay suficientes datos e informes que lo corroboran en las diferentes industrias. Y además, se contradice a sí mismo –o a su propia gestión- porque es precisamente esta Administración la que más en serio –o al menos algo en serio- se está tomando el problema de la defensa de los derechos de propiedad intelectual en el ámbito tecnológico –que abarca más que Internet y el P2P, por más que este escenario sea el que parece capitalizar el debate.

Sus manifestaciones han tenido lugar durante la presentación de la Foro Internacional de Contenidos Digitales (FICOD), que tendrá lugar en Madrid en noviembre. A lo mejor, dada la ocasión, ha querido quedar bien con la audiencia, o tal vez ha tenido un acceso de amor propio cuando en la misma presentación ha escuchado al presidente de la Cámara de Comercio Americana en España, Jaime Malet, quien ha metido el dedito sacando el tema y criticando la permisividad de la legislación española. Precisamente, Estados Unidos es el país invitado en esta próxima edición de FICOD. Precisamente, Estados Unidos nos ha sacado los colores últimamente en este asunto, al incluirnos en sus listas negras –o grises- de países en los que recomienda a sus empresas andarse con ojo a la hora de invertir, precisamente por entender que no se dan las idóneas condiciones de respeto a la propiedad intelectual.

Este Gobierno, como todos los de Europa en estos momentos, se debate entre la presión de las diferentes industrias de contenidos tecnológicos y las demandas de los usuarios que defienden la “duradera e ilimitada” libertad en la Red. Y ya sabemos –y aquí lo hemos tratado- de lo extremas y de lo distantes que siguen ambas posturas. Por eso el secretario de Estado echa balones fuera y argumenta que la solución eficaz a este problema sólo puede ser global.

Escuchadas estas declaraciones, y sobre todo lo de la leyenda urbana, a Francisco Ros le han caído encima desde varios muebles aledaños, en especial desde el viejo armario de las industrias de contenidos audiovisuales. Estos son los que exigen –más que reclaman- una legislación durísima que someta sin contemplaciones al internauta que se baja contenidos, y que sea el propio proveedor del servicio el que vigile e imponga penas a sus clientes. Y su discurso vuelve a venir sembrado de argumentos digamos que callejeros. Ofrecen datos, sí, que demuestran la mayor incidencia de la piratería en España que otros países de nuestro entorno. Pero tienden a mezclarlos con otros bastante falaces, que en general tienden a identificar una descarga P2P con una descarga ilegal, y en absoluto es siempre así. Lo que pasa es que, si por ellos fuera, mejor que no existiera el P2P, que el progreso es peligroso. Pero ya es de risa floja cuando argumenta la ahora llamada Coalición de Creadores –SGAE, FAP, Promusicae…- que, aparte el vacío legal que según ellos existe, la otra causa principal de que España sea un “paraíso de la piratería” son nuestras “modernas redes de telecomunicaciones”. Toma ya. Hay que fastidiarse (estoy pensando en otro verbo, claro). Vamos, que se deduce que no deben usar mucho Internet, y menos pagar el acceso. Y claro, mucho menos van a saber a qué velocidad y a qué precio se conecta la gente en otros países. Pero sí, se ve que para ellos son demasiado modernas. Lo que digo, que el progreso es peligroso.

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