Hoy me hago eco de dos noticias que escuché ayer por la radio, estando en mi cama, y no hice demasiado caso de ellas porque, la verdad, me parecían tales disparates, tales burrerías, que más bien pensé que las había soñado. Pero luego me he dado cuenta de que no, de que eran verdad como la vida misma.
Burrería número uno
El Tribunal Militar Central ha anulado la expulsión de un alumno de un centro docente de la Guardia Civil, y ha obligado a ésta a readmitirle. El muchacho en cuestión no había hecho más que: decir en varias ocasiones que no tendría inconveniente en aceptar dinero por facilitar a ETA datos sobre agentes de la Guardia Civil; limpiarse el culo con una camiseta que llevaba el escudo del Cuerpo, tirarla y pisotearla; mofarse durante un acto de homenaje a los caídos; y en fin, decir que el Instituto Armado era “una puta mierda”. La subsecretaría de Defensa decretó su expulsión, con arreglo a la Ley de Régimen Disciplinario de la Guardia Civil, por «llevar a cabo acciones contrarias a la dignidad militar susceptibles de producir descrédito o menosprecio de la Institución”. Pero resulta que, al parecer, los hechos causantes de la sanción se produjeron cuando aún no había entrado en vigor la citada ley, por lo que el tribunal militar ha decidido que el “angelito” tiene que volver a ingresar en el Cuerpo.
O, como mejor explica Europa Press, “el Tribunal Militar Central argumenta su decisión de retirar la sanción contra el alumno por la aplicación del principio ‘reformatio in peius’ –que establece que no se puede modificar una decisión a posteriori en perjuicio del reo– al entender que si fuera sancionado por el apartado que contempla su conducta en la nueva Ley de Régimen Disciplinario de la Guardia Civil, ello equivaldría a imponerle un castigo mayor –una falta muy grave– con arreglo a la anterior norma, vigente cuando sucedieron los hechos”. Está claro, ¿no?
Burrería número dos
Arrecian las críticas a Obama tras el fracaso de su operación olímpica. Pero es que están subiendo de tono, especialmente en la ultraderecha norteamericana, hasta el punto de que se están leyendo y escuchando por la radio perlas como «Cada día gana más peso la posibilidad de que los militares tengan que intervenir como último recurso para solucionar el problema Obama» o que “nos están robando América y quizá ya sea muy tarde para salvarla». La verdad es que allí andan escandalizados con esta ola de declaraciones intempestivas, e incluso se apunta un angustioso paralelismo con el clima que se suscitó en Israel en los meses previos al asesinato de Isaac Rabin, en 1995. Esperemos que no llegue a tanto el asunto. Eso sí, en la América civilizada producirán estupor, pero los que somos de otros países estamos algo más acostumbrados –y por eso nos extrañamos un poco menos – a escuchar este tipo de lindezas sin que vayan en absoluto en broma. Sobre todo por la radio, en ciertas radios. ¿Verdad?
Pues sí, preferiría haberlas soñado.
