Al final las cosas son como uno las recuerda. Consciente o inconscientemente, eliges una foto y esa es la que te guardas en la memoria. Para muchos, Michael Jackson quedará como el crack que fue en los 80; para otros, como el niño repelente y ambicioso, aficionado y luego entregado a la extravagancia; para otros, como la piltrafa humana en que se dejó convertir en los últimos años. Son tres o pueden ser tres mil caras de la misma moneda. Su lado brillante, su parte oscura. Su vida real y su vida imaginaria, rumoreada, inventada…quién sabe. En 1984, cuando estaba en el apogeo de Thriller, Joaquín Luqui ya me dijo que era un desgraciado. Desde que ya es mito, no faltará –y no falta, ya lo estoy comprobando- quien establezca paralelismos y comparaciones con Elvis, y encontrarán motivos; pero otros pensarán que no, que no es y no puede ser lo mismo. Cada uno se guardará su Michael Jackson. Y leerá su particular historia del pop. Yo voy a preferir quedarme con el que para mí fue su mejor momento, y es el que pongo hoy aquí.
Michael Jackson, Billie Jean, Youtube
Y os recomiendo sinceramente el artículo de Julián Ruiz en El Mundo. Una semblanza muy certera, honesta y no exenta de ternura del que fue o se llamó “Rey del Pop”.
Byenrique 
Era la canción que más me gustaba de Jackson.
Personalmente, su desaparición, me ha hecho recordar que me ha acompañado durante muchos momentos en mi vida, no pensaba que fueran tantos. Ya es parte de mí, como tantos otros.
Nunca volverá a ser lo mismo, pero es un placer traer con el recuerdo momentos traspapelados, quizá un poco amargo, quizá un poco triste, pero siempre nuestro.
olga